El brigada Vázquez, del Mando de Operaciones Especiales, nos explica una idiosincrasia africana: «Alguno de los soldados piensan que las balas no van con ellos. Confían en el “cri-cri”, una especie de amuleto que para ellos les hace invulnerable. A ver… yo tengo mi “detente bala”, pero sé que si una bala le impacta lo atravesará; para ellos el “cri-cri” es infranqueable. Eso sí, una vez que tienen el chaleco antibalas, no se lo quieren quitar».
Y en Malí, donde el 90 por ciento de las personas dice ser musulmana (según las estadísticas oficiales), el animismo es la raíz vital de toda creencia. Para confeccionar ese «cri-cri» (que nunca podrán enseñar pues perdería su don) recurren a santeros, mercados donde se pueden encontrar todo tipo de animales despiezados y al ritual.
Más allá de la magia (y su papel central en algunas regiones africanas), el Ejército maliense busca en esta misión EUTM Malí una suerte de regeneración a partir de la formación de ocho Grupos Tácticos Interarmas (GTIA, batallones) -el cuarto está a punto de concluir su instrucción-. Se espera que durante los próximos dos años, tal y como ha prorrogado la UE, se puedan formar otros cuatro batallones en el campo de entrenamiento de Koulikoro para que puedan desplegarse en el norte con absoluta continuidad.
Las misiones en el norte de estos GTIA suelen durar nueve meses. Aunque algunos problemas acaecidos en el primer batallón acortaron su estancia. «Aquí trabajamos con el ensayo/error… vamos corrigiendo experiencias», aclara un oficial español. Efectivamente, con alguna composición tuareg, el primer batallón tuvo problemas de cohesión. Un militar maliense cobra unos 80 euros al mes.
Los tres primeros batallones recibieron nombre de animal, para infundir en ellos sus propiedades: «Waraba» (león en lengua bambara); «Elou» (elefante en lengua tamashek); y «Sigui» (búfalo en bambara). El cuarto, «Balanzán», hace referencia a un árbol típico de Malí.
El sargento 1º David Reina nos aclara: «Son disciplinados, tienen más ganas de saber, son más patrióticos, están más unidos»… una comparación que le pedimos nos hiciera respecto a la experiencia de mentorización en Afganistán.
El teniente coronal Ibrahim Sermé, jefe del GTIA «Balanzán», nos transmite en una breve conversación la gratitud hacia España por el trabajo que están realizando las tropas en Malí: «Es muy importante estar bien entrenados para los desafíos que llegarán».
Hace un catorce meses, el Ejército maliense se desplomó en el norte ante el avance tuareg unido a grupos yihadistas locales (Ansar Dine y Muyao) y extranjeros (Al Qaida del Magreb Islámico) que tomarón Tombuctú, Gao y Kidal. Solo la intervención francesa frenó el avance hacia Bamako. Tras la intervención de la expotencia colonial (a petición del Gobierno del entonces presidente Dioncounda Traoré).
«No había instrucción entendida como tal. Su día a día consistía en ir al cuartel y estar allí, sin más», nos explica el capitán Santiago Ladegui, PIO y portavoz de EUTM Malí. Precisamente esa es la mentalidad que trata de cambiar la misión europea en la que participan 560 militares de 23 estados europeos, que también asesora a la cúpula militar y al Ministerio de Defensa maliense.
Al nivel de asesoramiento a las instituciones militares, EUTM Malí ha constituido ocho grupos de trabajo en el cuartel general de Bamako, la capital. De los ocho grupos tres están liderados por el Ejército español: organización a nivel Estado Mayor, nivel operacional y cooperación regional. Es el pilar del
El concepto de GTIA (batallón de unos 700 hombres) está formado por un mando de 27 oficiales, tres compañía se infantería de 145 hombres cada una, un escuadrón blindado BTR (46), un batallón de artillería (47), una compañía logística (80), zapadores (30), operaciones especiales (36), desactivadores y reconocedores de explosivos (6) y tres equipos de controladores aéreos avanzados (12).
Otro factor a tener en cuenta es la mentalidad… el ritmo. «Esto es África, y somos nosotros los que nos debemos adaptar a ellos», explica uno de los instructores de la «fábrica de batallones», como los soldados europeos conocen al campo de Koulikoro.
El ciclo de entrenamiento de un batallón maliense lo componen diez semanas: 1-2 generación de la fuerza; 3-4 táctica a pie; 5 combate urbano; 6-7 combate en patrullas motorizadas; 8 reconocimiento especial y emboscadas; 9 fuego real; 10 ejercicio de entidad de batallón.
Estos GTIAs entrenados por EUTM Malí se nutren de militares del Ejército maliense previamente seleccionados. Están armados con material soviético principalmente: AK 47, lanzacohetes GRAD 2M 122 mm, morteros croatas M57 de 60 mm, ametralladoras PKM, fusil Dragunov… Aceptan material como donación y presumiblemente también compran. EUTM Malí no suministra material bélico.
La formación europea también incluye clases en… derechos humanos. Cynthia Petrigh, una ciudadana francesa contratada por el Reino Unido, es quien las imparte. «Al principio no comprenden por qué no pueden vengarse de un prisionero, o por qué deben hacer prisioneros». En un aula reciben formación sobre estos y otros aspectos como el trato a la mujer o los niños.
«Yo si me fiaría de ellos para enviarlos al norte […] «Llegaron sin ningún tipo de cohesión y ahora son un pelotón que puede disparar contra las fuerzas enemigas con eficacia», comentan dos sargentos instructores españoles, David Reina y Rubén Juárez. Ese es el reto. Que en el norte frenen la inestabilidad.
Aquí os dejo dos vídeos, sobre un ejercicio de operaciones especiales y otro de entrenamiento matutino:
Sobre la serie EUTM Malí:
EUTM Malí (I): La importancia de la lucha cuerpo a cuerpo
EUTM Malí (II): Cuando la artillería es cuestión de… ¡matemáticas!
EUTM Malí (III): El Ejército ya despliega aviones no tripulados Raven
EUTM Malí (IV): Tropas de Montaña… ¡presentes!
…Y un análisis del Instituto Español de Estudios Estratégicos:
Malí: Construir Defensa con el respaldo de la UE
En Twitter: @villarejo
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