Este sábado, con motivo de la Fiesta Nacional, ABC publicaba una entrevista con el ministro de Defensa, Pedro Morenés, con titular: «Me preocupa la falta de adiestramiento en las Fuerzas Armadas». Toda una preocupación que transmite el ministro ante unos presupuestos de Defensa que se han visto mermados en un 32% desde el inicio de la crisis en 2008. «Con mucho o con poco los militares hacen lo que pueden».
La entrevista contenía una tercera página en la que el ministro informaba sobre los planes del Ministerio para fomentar, relanzar o impulsar un proyecto de reestructuración de la industria de Defensa española. Un proyecto en ciernes aún pero que debería concretarse en algo antes del Consejo Europeo del próximo mes de diciembre. Para Morenés el ejemplo hay que buscarlo en el exsecretario de Defensa de EE.UU. Caspar Weinberger y su anécdota. ¿Quieren saber cuál es esa? He aquí el texto de esas preguntas:
TÍTULO: «VAMOS A REFORZAR LA INDUSTRIA DE DEFENSA DESDE NAVANTIA E INDRA»
El ministro Pedro Morenés tiene muy claro cuál es su cita más importante del calendario antes de que finalice el año. No lo duda: el Consejo Europeo del 19 y 20 de diciembre. En ese encuentro los líderes europeos y los ministros de Defensa negociarán, entre otros asuntos, el desarrollo de una industria europea que atienda a las necesidades de los países y sea capaz de competir con las grandes compañías mundiales -Lockheed Martin y Boeing (EE.UU.) o BAE Systems (Reino Unido)- en el mercado global. «No puede diseñarse una política de defensa europea que favorezca a unos países y que sea perjudicial para otros», advierte Morenés.
El ministro hace hincapié en una idea cuando se le pregunta sobre la incertidumbre que se cierne sobre la industria de defensa española por la crisis. «¿Cuál es el problema de la industria de defensa en España? El problema es que no tenemos una entidad, un ente industrial español de defensa consolidado, que tenga la dimensión necesaria para competir con los grandes monstruos de la Defensa del mundo: Lockheed Martin, Boeing, BAE, Thales o EADS», explica.
La hoja de ruta del Gobierno hasta la cita de diciembre pasa por impulsar un proceso de «consolidación, reforzamiento e integración de las capacidades nacionales para poder entrar en la industria europea con el peso específico suficiente para ser importante». Hay que ganar en tamaño antes del citado Consejo Europeo. Esa es la consigna.
«Ya estamos hablando con los responsables de esa industria nacional y su representante, la patronal Tedae [engloba a más de 80 empresas del sector]. También hemos hecho algún movimiento estratégico en cuanto a participación en la industria española. El Estado ya estaba en Navantia [con el 100%] y tiene una participación en Indra [en verano la SEPI adquirió el 20,1% que poseía Caja Madrid] que le va a permitir desde ahí adoptar las decisiones para reforzar a la industria nacional antes de entrar en otra disquisición de tipo internacional», apunta el ministro de Defensa.
-¿Está recomendando fusiones?
-Todavía es prematuro hablar de las formas jurídicas que adoptará este proceso interno. Si tiene que ser un consorcio, si tiene que ser una unidad de interés económico o una sociedad… Pero es un proceso que hay que lanzar. Un proceso que pasa por la identificación de las capacidades más competitivas, por la priorización de las inversiones en I+D+i, la búsqueda de nichos en los que somos excelentes y por la conservación de cualquier capacidad en la que realmente apostemos. Todo ello desde una perspectiva de impulso, no de proteccionismo nacional. Tenemos que consolidar la dimensión industrial necesaria para competir con los grandes monstruos de la industria defensa. Debemos ser más fuertes. Necesitamos una industria de defensa más fuerte. Uno muy débil no puede unirse a uno muy fuerte. Creo que ahí nuestros industriales, nuestros empresarios industriales tienen que entender que ese es el camino a seguir. En ese sentido, este Ministerio va a impulsar, pero también va a exigir a la industria como cliente, como promotor de esa industria, y como financiador de aspectos de esa industria, que todo el dinero que dedica España para su Defensa y a la industria de su Defensa tenga una contrapartida, como por cierto hicieron Estados Unidos y Francia hace muchos años.
Finaliza el ministro con una anécdota histórica referente al secretario de Defensa estadounidense Caspar Weinberger (1981-1987): «Cuando el señor Weinberger dijo a las cincuenta y tantas empresas de Defensa que había en EE.UU., o más, “el año que viene por estas fechas, cuando yo les invite a cenar en esta mesa en la que hoy hay ciento y pico personas, va a haber doce. Arréglenselas ustedes como puedan”. Les dio un mensaje muy claro. Al final hubo 12».
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