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Blogs Por Tierra, Mar y Aire por Esteban Villarejo

Coronavirus y Ejército del Aire: un puente aéreo a Melilla

Aviones y helicópteros del Ejército del Aire se convierten en capacidades críticas para hacer llegar el material sanitario a todo el territorio español

Coronavirus y Ejército del Aire: un puente aéreo a Melilla
La tripulación del vuelo del C-295 desde Getafe a Melilla, que transportó material sanitario / IGNACIO GIL
Esteban Villarejo el

Las bases del Ejército del Aire de Torrejón de Ardoz , Getafe, Zaragoza o Valladolid se han convertido en la última semana en nudos logísticos prioritarios para España. Es en estas plazas donde se concentran los principales aviones de transporte militar empleados en la Operación Balmis: el imponente Atlas A400M, el casi jubilado Hércules C-130 o los versátiles CASA C-295 y C-212 Aviocar. Sus pilotos, supervisores de carga y personal de apoyo en tierra son vitales para el buen transcurrir de la misión.

Un mes después de que el Gobierno decretara el escenario de «contención reforzada» para la Comunidad de Madrid (el día después del 8-M), las importaciones de material sanitario procedentes en su mayoría de China para proteger a médicos, enfermeros, celadores, guardias civiles, policías nacionales y locales y ciudadanos en general empiezan a fluir a un ritmo constante hacia destinos finales.

El pasado miércoles, ABC fue testigo, a bordo de un C295 del Ala 35, de uno de esos «puentes aéreos» con Melilla. Una mercancía que se esperaba en la ciudad autónoma con alivio: 46.650 mascarillas quirúrgicas, 5.560 mascarillas FFP2 y 90 mascarillas FFP3; 1.000 guantes de vinilo, 4.000 guantes de nitrilo y 800 guantes de látex. También 2.440 «anhelados» equipos de protección individual (epis), 800 gafas y 684 botes de 600 ml de hidroalcohol. En total, 2.000 toneladas para hacer frente a la crisis sanitaria que por el momento esquiva -¡y que siga así!- a la ciudad melillense.

 

Trabajos de descarga en Melilla / IGNACIO GIL

 

-¿No tienes mascarilla? A bordo hay que llevarla obligatoriamente, nos informa el oficial de comunicación del Ejército del Aire que nos acompaña, el capitán Pablo Cassinello.

El periodista, que no tiene mascarilla -tampoco las indicaciones en este asunto han sido muy claras por parte del Ministerio de Sanidad-, asume por unos instantes que se queda en tierra en Getafe. Sin embargo, el sargento Juan Antonio Bailón, supervisor de carga en el C-295 a Melilla, nos proporciona una de las que tienen «para este tipo de urgencias». Amabilidad y servicio, siempre son principios de unas Fuerzas Armadas que muchos españoles están comenzando a descubrir en esta lucha contra el coronavirus.

En el interior del avión, mascarillas y guantes son obligatorias. Además, hay que sentarse lo más alejado posible del resto de la tripulación y los cámaras y periodistas de TVE y T5 que también se encuentran inmersos en esta «aventura» en tiempos de cuarentena. «No os perdáis el aterrizaje en Melilla», nos advierten. Una ciudad, sin duda, a la que volver en tiempos de normalidad.

Tras una hora de vuelo -campos manchegos, olivares de Jaén, blanca Sierra Nevada y vergel de plástico almeriense- sorprende la soledad del Mediterráneo también hibernado. Apenas tráfico marítimo, algún buque carguero. Azul. Primavera al fin. En apenas otra media hora, ya sí, llegamos a Melilla, donde la delegada del Gobierno, Sabrina Moh, el consejero de Salud Pública, Mohamed Mohamed Mohand, y el director territorial del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa), Omar Haouari, son las autoridades encargadas de recepcionar el material sanitario. El sargento Bailón y el brigada Luis González Asensio dirigen la descarga de los palés.

 

El brigada Luis González Asensio / IGNACIO GIL

 

Parte de esta preciada carga ha sido donada por la compañía tecnológica china Huawei: «#Luchamos Juntos#. Solidaridad es el idioma universal», se puede leer en la gran pegatina de las cajas de Huawei. Es la conocida como «diplomacia de la mascarilla» por la cual algunas empresas y países quieren posicionarse para el mundo post-Covid-19.

Sorprende la juventud de los pilotos del C-295 del Ejército del Aire con los que conversamos en la Comandancia Militar Aérea del Aeropuerto de Melilla mientras el avión recibe una recarga eléctrica.

El capitán Álvaro García Jiménez, 29 años, es el piloto. El teniente Ricardo Serrano, 27 años, es su copiloto. «Para nosotros es un auténtico orgullo poder ayudar a nuestro país como en todas las misiones pero en esta más si cabe por lo que está significando para todos los españoles», nos expresa el capitán García Jiménez. Además, nos explica que tras cada misión (suelen realizar 2-3 a la semana) «tenemos un especial cuidado en el mantenimiento de las aeronaves. Después de cada vuelo se realiza una desinfección y limpieza de todos los equipos del avión para poder ser utilizado posteriormente con seguridad». Son los vuelos en tiempos del coronavirus.

 

El piloto Álvaro García Jiménez comprueba el plan de vuelo / IGNACIO GIL

 

El Ejército del Aire tiene en su flota doce C-295 operativos (T.21 en el catálogo de la fuerza aérea). Uno de ellos en Dakar (Senegal). Este avión, fabricado por Airbus en su factoría de Sevilla, es una aeronave de transporte militar medio, ideal para trayectos de corto alcance (2-5 horas de vuelo). Treinta pilotos sirven en la flota del C-295 del Ala 35 de Getafe.

En recientes años uno de los problemas que ha tenido el Ejército del Aire ha sido la «fuga» de estos jóvenes pilotos hacia las aerolíneas, donde los sueldos son más suculentos. Ahora la tendencia puede ser la opuesta: aquellos que se fueron con una excedencia y pueden volver tienen muchas papeletas de hacerlo. La crisis en este sector amenaza con ser seria.

Junto al transporte de material sanitario, los aviones y helicópteros del Ejército del Aire también desarrollan otra misión principal: transporte de personal, sobre todo, militares de la Unidad Militar de Emergencias (UME) en misión de desinfección. «Algún traslado de controladores aéreos que se necesitaban en un aeropuerto también hemos realizado», informan.

 

Carga donada por la tecnológica china Huawei / IGNACIO GIL

 

Todas las misiones son canalizadas por el Mando Componente Aéreo (JFAC), quien tiene al frente al general Francisco González-Espresati. El JFAC activado por primera vez, y específicamente para esta operación, lleva desde los comienzos de la misma realizando una media de dos misiones diarias. «En total se estima una media de 3.000 kg de diverso material sanitario transportados por misión», informan desde el Ejército del Aire.

También se le están asignando misiones de transporte a los helicópteros Super Puma del 82 Grupo de Búsqueda y Salvamento del Ala 46 con base en Gando (Gran Canaria), transportando tanto material como equipos de desinfección de la UME entre todas las islas canarias.
El general Espresati quiere puntualizar que además de aviones, el Ejército del Aire dispone de unidades participanfo activamente en el apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, con presencia en poblaciones, y colaborando en el apoyo a los hospitales de Ifema y el militar del Gómez Ulla, o vigilancia en las centrales nucleares.

La medicalización de dos aviones -un A400M y otro C295- es otra capacidad del Ejército del Aire al servicio de la Operación Balmis: se podrán trasladar 8 enfermos críticos y 18 leves en estos dos aviones-hospital si se requiere. Es la misión del «puente aéreo».

 

El sargento Juan Antonio Bailón / IGNACIO GIL

 

Recarga eléctrica del C-295 antes de iniciar la vuelta a Getafe / IGNACIO GIL

 

El piloto del C-295, el capitán Álvaro García Jiménez / IGNACIO GIL

 

 

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