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40 horas, 1.048 migrantes y un cadáver

40 horas, 1.048 migrantes y un cadáver
Esteban Villarejo el

 

Reina Sofía. Un nombre que nunca será olvidado para las 1.048 personas que, como si volvieran a nacer, fueron rescatadas por esta fragata española en la mañana del martes y que durante 40 horas convivieron a bordo hasta su llegada al puerto italiano de Salerno.

Todo empezó con una llamada. Curiosamente la llamada telefónica que las mafias de la inmigración ilegal establecidas en la zona de Sabratha (oeste de la costa libia) realizan al centro de mando de la Operación Sophia de la UE, con base en Roma. En ella advertían del lanzamiento de once nuevas embarcaciones con migrantes a bordo. En ese momento el protocolo de actuación se puso en marcha.

 

Un niño es atendido por personal sanitario militar / ARMADA ESPAÑOLA

 

Eran las 7 de la mañana del pasado martes. «Cuando nos dimos cuenta, estábamos rodeados de siete embarcaciones neumáticas con unas 130 personas a bordo en cada una. Luego llegaron otros cuatro esquifes de madera con unos 30 migrantes», relata el comandante del buque, el capitán de fragata Carlos Posada, quien destaca que tras el rescate destruyeron las embarcaciones para que no vuelvan a ser utilizadas por las mafias. «Combatir esas redes del tráfico ilegal de personas es nuestra principal misión en la operación de la UE».

¿Quiénes eran? En total 1.048 personas (914 eran hombres, 122 mujeres, entre ellas tres embarazadas, y 12 niños)… y un cadáver. La nacionalidad mayoritaria de los migrantes era la nigeriana («unos 320»), otras nacionalidades subsaharianas, bangladesíes (80), somalíes, eritreos, sudaneses, apenas tres sirios «y un número considerable de marroquíes», explica el comandante de la fragata Reina Sofía. En total, 24 países.

 

Una de las barcas con migrantes / ARMADA ESPAÑOLA

 

El cadáver. Un hombre subsahariano no pudo soportar el último tramo de una travesía que comenzó meses atrás. «Embarcó muy debilitado, según nos relataron». Le acompañaba su hermano que, ya a bordo, estuvo rezando ante la bolsa donde se introdujo el cuerpo del fallecido en la cámara frigorífica asignada para estos casos. «Le doy las gracias a Dios por haber nacido usted y habernos ayudado», les agradeció a los marinos españoles.

La atención médica. Fundamental fue la misión que lideró el teniente coronel Juan Plaza y su equipo a bordo (un enfermero y cinco auxiliares), encargado de hacer los primeros chequeos en la mar cuando las embarcaciones de la fragata contactaron con los inmigrantes. «Realizamos dos triajes. A todos le pusimos una pulsera con un número y a todos les tomamos la temperatura», explica el teniente coronel con experiencia en misiones como la ex Yugoslavia, Somalia o el Líbano y que nunca antes se había visto en otra igual.

 

Uno de los repartos de comida / ARMADA ESPAÑOLA

 

El caso sanitario más grave. «Fue una niña libia de cuatro años que llegó con una encefalopatía infecciosa, una ceguera bilateral y convulsiones». Se le trató y llegó bien a puerto. ¿Otros cuadros a los que se enfrentaron los profesionales de la sanidad militar? Quemaduras, deshidratación, procesos febriles, heridas dermatológicas con infecciones… y cortes o heridas provocadas por la violencia y saña con que las mafias de la inmigración ilegal se emplean con los migrantes.

Zafarrancho en la cocina. Sí, desde que se da la orden de ir en busca de las once embarcaciones de migrantes las ollas de la cocina se ponen a trabajar. Fueron 40 horas de trabajo a destajo. «Las comidas se solapaban con las cenas y estas con los desayunos», relata la cabo primero María Eugenia Mena, quien dirigió el trabajo de su equipo formado por cuatro marinos y un cabo. «En total, cocinamos 250 kilos de pasta y arroz. De desayuno ofrecimos galletas, zumos y leche». Las cocinas eran una pequeña olla a presión con temperaturas entre los 35 y 40ºC.

Jueves, puerto de Salerno (Italia). La fragata Reina Sofía y su dotación de 203 marinos comandados por el capitán de fragata Posada cumplen su misión: «La más satisfactoria también». Los 1.048 migrantes y el cadáver son transferidos a las autoridades. El Mediterráneo de nuevo aguarda.

 

Fragata Reina Sofía / ARMADA ESPAÑOLA

 

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