Con esta de Chicago, EE.UU. ha sido sede de tres cumbres de la OTAN. Y todas con presidentes demócratas. Las dos primeras tuvieron lugar en la ciudad de Washington. En 1978, con Jimmy Carter de presidente, y en 1999, con Bill Clinton.
La tercera se celebra en otro marco estadounidense: el Chicago de Obama, “la ciudad más americana de EE.UU.”, como gusta proclamar a los “chicagoans”.Y es que Obama estuvo muy “zorro” al traerse la cita más importante de Seguridad y Defensa global a su ciudad política y al Estado Illinois del que fue senador -él nació en Honolulu-. La designación de la sede de Chicago no es un dato baladí en un año electoral como el que se encuentra EE.UU. y donde la economía será el ghran tema determinante, pero sin olvidar la seguridad.
Este flanco Obama ya lo tiene resuelto Obama con unos logras que proclamará en la Cumbre de la OTAN a la que acuden los líderes de los 28 países aliados y 32 otros socios.
Y encima pondrá sobre la mesa una estrategia a largo plazo en Afganistán a la que “invitará” a adherirse al resto de aliados en la misión ISAF y un “escudo antimisiles” en funcionamiento provisional para aplacar un posible ataque ¿iraní? (algo que gustará al influente “lobby” judío).
A seis meses vista de las elecciones, Obama se presenta pues ante su electorado con los deberes hechos en materia de seguridad. El típico flanco por el que suelen renquear los líderes demócratas de cara a la opinión pública.
Como si unos Juegos Olímpicos se tratase la ciudad se ha volcado con el evento: “La OTAN vuelve a casa, se mueve hacia adelante”. Cientos de voluntarios, comité de bienvenida para periodistas, eventos paralelos… Chicago quiere “impresionar” y Obama trasladar una imagen de solidez.
En definitiva, cumbres como la de Chicago permitirán a Obama centrarse después en asuntos económicos ( nº1 en las elecciones) y en otros guiños a sus votantes decepcionados, que los tiene y muchos (lo del apoyo al matrimonio homosexual es un claro ejemplo).
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