Decían de Atila que “por donde pisaba su caballo no volvía a crecer la hierba”. No pretendo comparar a nuestra alcaldesa con la crueldad, destrucción y pillaje que caracterizaron al rey de los Hunos, pero sí en la eliminación de lo verde. Porque en Madrid no vuelven a crecer los árboles que nuestro ayuntamiento tala.
He comentado ya en este blog que comparto vecindario con Carmena, a la que de vez en cuando me cruzo haciendo la compra en Mercadona o en los comercios de proximidad. No sé si la señora es consciente de que ninguno de los árboles talados en nuestro barrio en los últimos dos años ha sido replantado. Ninguno. Y como muestra, valga el botón de las fotos que he tomado de mi calle, que ilustran este artículo. Pinos, plátanos de sombra, olmos, falsas acacias… Todos los que se van haciendo viejos desaparecen para siempre, sin reemplazo.
En la Castellana están cortando los 747 árboles que, tras un año de trabajo, los expertos han dicho que debían eliminarse por razón de su estado y la seguridad de los viandantes. Hasta aquí es de aplaudir, ya que quien tiene un jardín, debe cuidarlo. Pero sólo se van a replantar 439 nuevos ejemplares, al parecer porque muchos de los elegidos para la tala “estaban demasiado próximos” lo que impide que se desarrollen correctamente.
Pues le ruego a la Sra. Carmena que los 308 árboles que faltarán en la Castellana “por razones técnicas”, haga el favor de plantarlos en otros barrios donde, como en el de la alcaldesa, los huecos de los árboles cortados ya casi no se adivinan.
No nos escatime árboles a los madrileños. Que vuelva a crecer la hierba.
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