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Blogs Un poco de silencio, por favor... por Israel Viana

Michael Gira: la sonrisa del diablo

Michael Gira: la sonrisa del diablo
Michael Gira, de Swans, en un concierto en solitario
Israel Viana el

Parecía contento Michael Gira en Madrid. Incluso bromista, cercano. Algo no muy habitual en este hombre de semblante serio y escurridizo. Escurridizo en lo musical (con una larga discografía no precisamente plagada de éxitos, con canciones que pueden superar los 30 minutos, y donde ha desarrollado su faceta más ruidosa, abrasiva, claustrofóbica y depresiva), y escurridizo en lo personal (de sobra es conocido su mal rollo sobre el escenario, con improperios incluidos al público, y sus desplantes a la prensa). Puede que Gira sea ahora consciente de que goza de más popularidad de la que ha tenido jamás en sus 32 años de carrera desde que fundó Swans. Y eso, al fin y al cabo, hace sonreír incluso al diablo.

Sea como fuere, allí estaba Gira sobre el escenario 10 minutos antes del horario previsto. Con un Teatro Lara lleno hasta el gallinero, para mi sorpresa. Quizá porque no soy yo muy fan, salvo en contadísimas excepciones, de los conciertos en los que se presenta el músico solo con su guitarra. Nunca sé si es porque quieren realmente explotar esa faceta más intima o porque necesitan hacer caja con el mínimo gasto, pero suelen resultarme sosos.

Por suerte Gira, a sus 60 años, es ya perro viejo. No necesita más que su voz grave, que bien podría ser la de un predicador loco gritando en medio de la calle, y tres acordes sencillos en esa vieja guitarra acústica que prometió no volver a sacar de gira por los continuos problema que le daba, para que el alma de Swans te atrape como si estuvieras escuchando el sermón de la iglesia a golpe de frases como «el amor te salvará». Liturgia pura.

Empezó el concierto, organizado por SON Estrella Galicia, con «Jim», el temazo con el que yo conocí a Swans (ni mucho menos hace tres décadas, lo reconozco). Y despachó alguna broma con la que el público rió, porque hace ya algunos años que Gira se ganó a esta pequeña legión de seguidores que no ha dejado de crecer con el tiempo, hasta convertirle en el músico de culto que es hoy. Y es que, más allá de Swans y The Angels of Light –su otro proyecto musical, menos agresivo–, su trayectoria en solitario se ha convertido en una pieza clave para entender su larga carrera.

Y fueron cayendo «Destroyer», «God damn the Sun», «Oxygen» o las preciosas «Love will save you» o «Promise of Water». Y siguió hablando con el público, mientras dejaba otras pequeñas píldoras de hombre solitario. Un buen aperitivo para la gira que Swans hará en junio por Europa y que recemos pase por España. Eso serán palabras mayores. Una oportunidad única para ver a esta anomalía musical dentro del panorama de los últimos 30 años. Tres décadas en las que el de cantante y guitarrista de Los Ángeles no ha sido adosado a ninguna escena. Y eso, permitidme, tiene muchos mérito, para que nos vamos a engañar. Porque a Michael Gira ya no le hace falta su banda y sus pedales de guitarra para hacer algo de ruido… aunque sea de agradecer tenerlos juntos.

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Israel Viana el

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