Estos días se celebran en el castizo barrio de Príncipe Pío las fiestas de San Antonio de la Florida. Se trata de la celebración que da comienzo a la temporada de verbenas, fiesta típica y tradicional de la capital. A esta le seguirán en los próximos meses de verano las de San Cayetano, San Lorenzo o, quizás la más famosa de todas, la verbena de la Paloma. Ya lo decía Antonio Trueba, la de San Antonio es la “primera verbena que Dios envía”.
La verbena es la fiesta tradicional por antonomasia de Madrid. Olga Ramos cantaba en uno de sus chotis más populares: “…si en Valencia tienen fallas y el encierro en San Fermín, que nos dejen por lo menos las verbenas en Madrid”. Estas celebraciones tan características tienen todo lo que da una identidad cultural propia a la capital: modistillas, violeteras, cigarreras… Tampoco faltan los organillos, los barquilleros o la guasa de un chulapo madrileño. Las verbenas nos hablan de dónde venimos y del carácter festivo y alegre de una ciudad que todavía, en ocasiones, tiene ese encanto de pueblo. Todos estos elementos propios de la verbena están embelleciendo estos días el paseo de la Florida.
San Antonio de Padua
Detrás de cualquier verbena hay también un halo de devoción y fe, pues cada una se dedica a un Santo, algo que tienen en común prácticamente todas las fiestas españolas. La de estos días rinde honores a San Antonio de Padua, el santo que cuida de los hijos, pues uno de sus más importantes milagros fue salvar la vida de Tomasito, un bebé de 20 meses a punto de morir ahogado. También es el patrón de los albañiles, los viajeros y los pobres. Pero estos días, los que más recurren a él son, sobre todo, los solteros.
Una de las tradiciones más características de la verbena de San Antonio es la de pedirle pareja. Estos días, frente a la iglesia, cientos de madrileños acuden a la fuente de los alfileres. Allí, introducen la mano boca abajo y, al sacarla, el número de alfileres que se hayan clavado en la palma representan las novias que el santo te dará. No es nada fácil que un alfiler se quede prendido, lo que puede resultar frustrante para algunos, pero siempre es divertido. No hay persona que acuda a la verbena y no lo haya hecho. También hay quien se niega por aquello del “novio pa’ qué”.
Lo de los alfileres lo pusieron de moda las costureras más devotas de San Antonio. Históricamente ellas pedían pareja al Santo y, haciendo honor a su profesión, le ofrecían alfileres. Fue cuestión de tiempo que surgiera esta tradición. Pero no es la única que envuelve a esta tradicional verbena. Además de la famosa limonada o las rosquillas, características de toda verbena que se precie, hay que ir a por el pan de San Antonio. Eso sí, hay que cogerlo pero no comerlo. Lo suyo es guardarlo en casa durante todo un año para que no falte la comida en el hogar, aunque hay quien no resiste la tentación y se lo come.
Al margen del carácter festivo de esta verbena, cuyo día grande es el 13 de junio, día del Santo, merece la pena visitar su Parroquia, una de las de mayor valor artístico de la comunidad de Madrid por su fresco en la cúpula pintado por el maestro Francisco de Goya. El propio pintor está enterrado en este lugar, razón por la que son miles las personas que lo visitan cada año. En cualquier caso, estos días son los bailes, la alegría y la tradición más castiza los que inundan el madrileño Paseo de la Florida. Chotis, alfileres y pan del Santo. Queda inaugurada la temporada de verbenas.
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