José Manuel Otero Lastres el 29 mar, 2016 Probablemente hay pocas preguntas más difíciles de responder que ésta porque su formulación es tan imprecisa que cada una de las palabras que integran la frase, a su vez, deja abierta otras interrogaciones. Cuando digo “estamos”, ¿quiénes son?; cuando hablo de “educar” ¿qué sentido tiene esta palabra?; y cuando elijo el término “bien”, ¿qué ideal de conducta tomo como parámetro? Son demasiadas preguntas, dispongo de poco espacio, y hasta es muy posible, estimado lector, que sean escasas las ganas de emplear el reducido tiempo de que dispone para dedicarlo a reflexionar sobre una cuestión tan trascendente. Pero permítanme que apunte solo dos ideas. La primera se refiere al “ideal educativo” y la tomo de Ortega y Gasset, concretamente de la conferencia de dio el 12 de marzo de 1910 en la Sociedad “El Sitio” de Bilbao, titulada “La pedagogía social como problema político”. La ciencia pedagógica –escribía el filósofo- tiene que determinar el tipo normal de hombre en cuyo sentido ha de intentarse variar al educando. Y fijado mediante una labor “rigurosísima y exacta” este tipo ideal de hombre hay que hallar los medios intelectuales por medio de los cuales se logre aproximar al educando a aquel ideal. La segunda idea tiene que ver con los que José Antonio Marina ha denominado los pilares históricos de la educación. Este reconocido pedagogo, revisando la historia, ha identificado cuatro pilares de la educación: autoridad, sentido del deber, valoración de la libertad, y sentido de los derechos. Y sostiene que la educación que recibió su generación insistió en los dos primeros, mientras que la que vino a sustituirla, fomentó los dos últimos. Pues bien, sentado lo anterior, pienso que estamos en condiciones de responder algo que tenga sentido a la pregunta que dejábamos formulada en el título. Me parece que hoy estamos más en la determinación de los pilares educativos que en la tarea de “construir” el hombre ideal en el que deben desembocar los esfuerzos educativos. Dicho de otra manera, estamos más en el cómo educamos que en la construcción del modelo de individuo “mejor” al que queremos llegar a través de la educación. Y es que si bien es cierto que tenemos a nuestra disposición más y mejores instrumentos para educar que nunca, no lo es menos que estamos sumergidos en un proceloso mar de confusiones, de ensombrecimiento de los ideales y valores, que nos impide vislumbrar el modelo final de “hombre educado” al que debe aspirar toda sociedad moderna. Otros temas Comentarios José Manuel Otero Lastres el 29 mar, 2016