“No salgo de casa”, me decía hace dos días Ana, que vive cerca de la Grand Place. Solo ha roto la norma para ir a trabajar, una hora a pie. Esta es, sin duda, la semana más extraña en la reciente historia de la capital de Europa. Bruselas vive en el ojo de la tormenta, reconoce en un e-mail Catherine Renard, de Visit Brussels. Y, sin embargo, la forma en la que la ciudad y sus habitantes han afrontado esta situación sin precedentes es un ejemplo de calma en plena tempestad. Una de las historias que más nos han llamado la atención es el fenómeno viral de los gatos de Bruselas. Todo sucedió más o menos así. Los transeúntes locales y los turistas fueron los primeros en comunicar a través de las redes sociales los movimientos de las fuerzas de seguridad a medida que se desplegaban y ejecutaban sus controles. Publicaron fotos, datos concretos, hasta que la Policía les pidió que no lo hicieran, que no facilitaran el trabajo a los terroristas. A partir de ese momento, las imágenes de agentes y vallas de seguridad fueron sustituidas por gatos. Los mensajes sobre lo que ocurría en Bruselas iban acompañados por fotos o vídeos de felinos, muchos “tuneados” como héroes o villanos, con las etiquetas #Bruxelles o #BrusselsLockdDown. Y los agentes agradecieron el gesto con este mensaje en Twitter: “Pour les chats qui nous ont aidé hier soir… Servez-vous! #BrusselsLockdown”. El movimiento de los gatos en las redes sociales ha provocado una enorme simpatía en todo el mundo. Y ahora que Ana vuelve a la calle, que empieza a regresar la normalidad, esa simpatía ha inspirado este vídeo, con el que Visit Brussels, Turismo de Flandes y Turismo de Valonia muestran su apoyo a la capital. Solo dura 20 segundos. Es surrealista. Divertido. Y emocionante.
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