Los tiempos cambian y los hábitos alimenticios no se quedan atrás, adaptándose a las nuevas necesidades de la sociedad o a las modas que importamos de otros países. Cada vez es más común recibir una invitación para disfrutar de un drunch o slunch. Que hayamos adoptado el término es un defecto español, que nos parezca un concepto súper original y novedoso de picotear cuando llevamos toda la vida oyendo hablar de la merienda – cena.
Cada vez importamos más anglicismos que más que hacernos cool nos convierte en pedantes snobs.
De niños, ese limbo entre la merienda tardía y una cena temprana era sinónimo de fiesta y nos evoca a refrescos y bocadillos de Nocilla. Ahora de adultos, lo hacemos cuando nos reunimos los fines de semana en fiestas y reuniones.
Gracias a una periodista francesa que inventó el término, es tendencia celebrar un slunch. Este término surge de la fusión de las palabras inglesas “supper” y “lunch“, y vendría a significar anticipar la cena a media tarde.
El slunch es un conjunto de canapés, raciones, sandwiches y dulces acompañados de cerveza, vino, cava, refrescos, agua, etcétera. Es un picoteo un poco más copioso que una merienda pero menos abundante que una cena, ideal para las sobremesas de los domingos o esas reuniones de amigos alrededor de una pantalla de televisión.
El horario para celebrar esta merienda-cena suele ser a partir de las cinco de la tarde en adelante, y generalmente durante el fin de semana, porque es cuando tenemos más tiempo para aunar nuestro tiempo libre, la gastronomía y las ganas de relax y diversión. Este formato implica no complicarse demasiado en la cocina, aunque no hay que caer en las socorridas aceitunas y patatas fritas de sobre.
Los bocados se presentan en formato mini desde grandes fuentes o bandejas y la comida se toma con los dedos, acercándose así al contexto anglosajón del “finger food“.
Tampoco es imprescindible estar sentados cada uno en una silla alrededor de una mesa. La idea es dejar a un lado las comidas formales y estructuradas. En el slunch o drunch lo importante es la interacción de todos los comensales, así que es tan válido el estar de pie como el picotear sentados en un sofá o en una terraza con cómodos sillones.
Al contrario que en un menú normal, lo habitual en el slunch es comenzar con los dulces de la merienda para terminar con lo salado de una cena. Tartas, tostadas y brochetas de fruta pueden dar paso a guacamole, hummus, minipizzas, bandejas de ibéricos y tablas de queso. Hay que ser creativo en la combinación de los ingredientes e innovador para presentarlos de una manera divertida.
En cuanto a las bebidas, lo ideal sería acompañar bebidas calientes para los platos dulces y frías para los salados: té, café, batidos, zumos, cervezas, vino… sin olvidar cócteles y gintonics.
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