Lord Henry Home Kames, filósofo escocés del siglo XVIII dijo en una ocasión “la ignorancia es la madre del miedo”.
Además del niño de Bescansa, la otra foto que nos dejó el arranque de la legislatura en el Congreso de Diputados fue la imagen del diputado canario de Podemos Alberto Rodríguez paseando con su peinado de rastas.
Quitemos ya el estigma de lo que significa llevar el pelo trenzado. Y no caigamos más, por favor, en barbaridades como la última de Villalobos “que no me peguen los piojos”.
Llevar rastas es una expresión de arte corporal, como puede ser un piercing o un tatuaje. No hay que confundir las majestuosas rastas gruesas de Bob Marley con los peinado nido de ratas que se pueden ver a veces por la calle.
El peinado rasta es uno de los más estigmatizados del mundo al ser considerado uno de los símbolos de los rastafaris (no todos los rastafaris llevan rastas ni todos los rastas son rastafaris). Es un peinado mal visto en centros de estudio y excluyente para muchos puestos de trabajo. Los rastas son constantemente arrestrados y mal tratados por las autoridades policiales. En Jamaica, si un dreadlocks (rasta) es arrestado, las autoridades se toman el derecho de afeitarle el cabello. Todavía hoy son generalmente mal vistos e infunden sensación de temor y miedo.
Muchos de vosotros recordaréis a Beth, una cantante de Operación Triunfo que nos representó en Eurovisión en 2003 dando explicaciones sobre que sí se lavaba el pelo y que lo hacía por estética.
Las rastas son un tipo de peinado formado por trenzas enmarañadas. Es uno de los peinados con más historia que existen en el mundo, ya que las rastas fueron usadas por pueblos semitas del Oriente Próximo y Asia menor, los maorís de Nueva Zelanda, los faquires de la India y Nepal, los masái de África oriental y otros grupos étnicos como los sadhus y los sufís.
Se han recuperado restos momificados del habitantes del Antiguo Egipto con peinados aparentemente rasta.
Existen descripciones del primer obispo de Jerusalén, Santiago el Justo según las cuales “llevaba rastas hasta sus tobillos”.
También los antiguos griegos, los Derviches del Islam, los Nazareos del Judaísmo e incluso los seguidores del dios hinduista Shiva han llevado este tipo de cabello. Y todo está documentado históricamente.
Sin embargo, la gente asocia este peinado con los rastafaris, que surgió entre los jóvenes de Jamaica alrededor de 1930. Muchos rastafaris atribuyen sus rastas como una dedicación y pacto con Dios, al que llaman “Jah”, abreviación de “Jehová”. Consideran el cabello enredado como protesta de la raza.
Muchos seguidores del emperador de Etipía Haile Selassie I (quien se consideraba una reencarnación de Jesucristo) empezaron a asociar a los rastas con la bíblica simbología del León de Juda: este cabello simboliza la melena del león.
Bob Marley (1945 – 1981) fue un cantante de reagge quien dio a conocer de forma universal el peinarse con estas trenzas enredadas. En 1975, su canción Natty dread (natty significa nudoso) impulsó a las rastas como un peinado de moda.
No obstante, hoy en día este peinado sigue siendo estigmatizado al tener connotaciones tales como droga o falta de higiene. Sobre todo esta última afirmación es una falacia, ya que no hay nada más complicado que mantener unas rastas rectas y firmes. Un pelo sucio es sucio, una rasta es otra cosa, y requiere de numerosos cuidados.
– El cabello tiene que ser tejido y frotado entre sí para mantener la forma. Hay centros estéticos especializados en hacer rastas. De hecho, hay diferentes maneras de conseguir mantener este peinado: Backcombing, twisting, brush rubbing….
– Dependiendo de la longitud del pelo de una persona, este peinado puede llevar entre dos horas en adelante. Y según vaya naciendo el cabello nuevo, cada dos o tres meses, hay que retocarlo para que siga trenzado.
– No es cierto que las rastas no se lavan; el cuero cabelludo se limpia como el de cualquiera. Simplemente, no hay que utilizar suavizantes que puedan deshacerlas.
– Las rastas no huelen mal. Ni se pudren. Ni hacen que te quedes calvo. Simplemente hay que secarse bien el pelo después.
– La gente que quiere mantener en excelente forma sus rastas , duerme con un tam (gorro) o un pañuelo de raso para que no se le desarmen.
Volviendo a Alberto Rodríguez: que nos de miedo su trabajo, y las consecuencias que puedan tener para todos los españoles, no su peinado.
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