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Blogs Pienso de que por Rafael Cerro Merinero

Tomar un brunch

Tomar un brunch
Rafael Cerro Merinero el

He sufrido un ataque de ictericia porque he visto una oferta de brunch, pero no en el VIPS sino en el Guarro de mi barrio. En todos los barrios hay un Guarro y en todas partes se llaman guarros, vaya usted a saber por qué. La pizarrita del anuncio estaba junto a una vitrina en la que, desde hace millones de años, varios chorizos esperan el milagro de que alguien los extraiga de una gelatina en la que flotan como cadáveres arrojados al Ganges.  El camarero con mancha axilar dice que es ‘aceitito rico’, pero parece ese ámbar del que Spielberg saca el ADN con el que luego fabrica dinosaurios.

Brunch. Vamos a terminar hablando en inglés porque se nos está licuando el cerebro. Dicen los esnobs que el brunch no es equivalente a nuestro desayuno de toda la vida porque el vocablo realmente es una mezcla anglófona entre desayuno y comida. Me da igual: teníamos almuerzo, que cubre ambas ingestas:

almuerzo.

(Del art. ár. al- y el lat. morsus ‘mordisco’).

1. m. Comida que se toma por la mañana.

2. m. Comida del mediodía o primeras horas de la tarde.

 

Estamos empezando a cambiar de nombre hasta lo más vital. El desayuno es más sagrado en España que la eucaristía. La prueba es que no forma parte de nuestra gastronomía, sino de nuestro paisaje laboral. Lo primero que hace un español al llegar al trabajo no es trabajar, sino dejar sobre la mesa las llaves del coche (y antes uno de aquellos radiocasetes extraíbles enormes), acto que equivale a entrar en el seguro del parchís o al “¡Por mí y por todos mis compañeros!” de cuando jugábamos al rescate. A continuación, se larga al bar a practicar el TDCE o triple desayuno concatenado español. Éste consiste en que, cada vez que en el local penetra un conocido, nosotros pedimos tres porras más. Sospecho que las porras son sintéticas, porque el café termina pareciendo la costa de Alaska cuando se rompió el Exxon Valdez, hasta con pelícanos renegridos moribundos flotando en el petróleo. Toneladas de crudo en la leche de nuestra taza. Como es sabido, la legislación española prohíbe taxativamente desayunar en casa y por eso la colación matinal se realiza durante las horas de curro. Sólo termina a la hora a la que tenemos el primer brainstorming, cuyas características son éstas:

1: Parece una reunión y alberga gente reunida hablando, de modo que alguien que no estuviera en el ajo lo confundiría con una reunión. Pero se llama brainstorming y eso le da caché.

2: Es un encuentro de sordos en el que la gente habla sólo para escucharse.

3: Durante las intervenciones de los demás, los participantes preparan las alocuciones propias para que luego queden brillantes. Por eso, uno habla del bosón de Higgs y el otro contesta comentando el penar del pueblo kurdo.

Mi abuela decía que ni una reunión que dure más de media hora ni un hombre que no te haga reír a los diez minutos sirven para nada.

 

Dedicado a @BelenzuelaCB

 

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