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Blogs Pienso de que por Rafael Cerro Merinero

Somos corruptos (y IV)

Somos corruptos (y IV)
Rafael Cerro Merinero el

Repartir el trabajo discrecionalmente fomenta la adulación y por eso tenemos más cortesanos que trabajadores eficaces. Porque la discrepancia es precisamente lo que ayuda a mejorar el trabajo, y que ayuda a corregir errores. La gente sabe que para medrar en un pueblo hay que ingresar en un partido y éstos reparten arbitrariamente el empleo casi siempre. Los empresarios privados que no contemporizan con ellos no pueden contratar obra pública, así que muchos desaparecen. Para controlar a los políticos en ese terreno público están los funcionarios. Aunque están blindados y muchos tienen en un cajón documentación que derribaría presidentes autonómicos, pocos denuncian. Casi ninguno es amigo de líos que puedan hacerle perder prebendas como horarios cómodos o pluses.

La especialidad española de acceso al empleo, denominada enchufe, es una de las franquicias del ámbito de la corrupción. Enchufe, corrupción y desempleo están relacionados, aminoran la productividad y forman el triángulo perfecto de nuestro fracaso. Los siguientes postulados y hechos reales lo ilustran. Con los de ustedes escribiríamos  una enciclopedia.

 

I-El sistema de acceso al empleo público no impide el fraude. Hay muchos cargos de libre designación. Se puede acceder a lo público amañando las oposiciones. Los directivos fichan personal afín sin mérito, mientras los sindicatos son maquinarias de eliminar las diferencias por mérito: “Aquí todos ganamos lo mismo”. Facilitan el aprobado a sus afines.

Sucedido: en un parlamento autonómico español hay hoy dos sagas, cada una de ellas formada por tres trabajadores de una misma familia.

 

II- La honradez es un lastre para acceder al empleo porque un directivo rodeado de trabajadores honrados tiene mucho más difícil corromperse.

 

III-La inteligencia es otro lastre: Nosotros evitamos seleccionar a los trabajadores más brillantes por miedo a resultar eclipsados, lo que genera un efecto de incompetencia en cascada. Como observamos en los oradores de los partidos, cada inútil que llega arriba contrata a alguien más inútil que él.

Sucedido: al terminar el consejo semanal, el presidente autonómico pregunta en voz alta si alguien tiene alguna idea más. Todos los consejeros callan; están protegiendo sus empleos. Dos de ellos le llaman esa noche para trasladarle en privado lo que han pensado. El pacto es que él se apunte siempre sus ideas.

 

IV- La ética no forma parte del imaginario colectivo español: no es una de nuestras preocupaciones ni está en nuestras mentes, salvo en forma de alienación. Esto significa que los corruptos son siempre los demás: todo es un montaje, me engañó mi contable, fue mi marido, pues anda que vosotros. Es como si el corrupto hubiera sido ciego o hubiese actuado poseído.

Detalle: la señora X se jubila como gerente de los centros psiquiátricos de la región. Su sucesor le pide los contactos para cobrar las mordidas de cada compra de material. Pero la señora X no estaba corrupta; su sucesor tardará un año en fabricar su propia cartera de compinches.

 

V- El empleo se concibe como hereditario. Se transmite a los vástagos y amigos antes que a personas mejor preparadas, si las hubiere. La aptitud es indiferente: un hijo sordomudo puede heredar un puesto de pregonero municipal.

Sucedido. Juan desiste de convertirse en catedrático en una gran universidad madrileña al constatar que hay dos aspirantes mejor colocados que él: los dos hijos del catedrático.

Sucedido segundo: la estrella de la radio le dice al redactor veinteañero que “Lo siento: te había prometido el puesto y eres el mejor, pero la familia de Paco es amiga de la mía de toda la vida”.

 

Todos los casos son reales y recientes. Pueden añadir los suyos escribiendo a @rafaelcerro

 

 

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