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Blogs Pienso de que por Rafael Cerro Merinero

Romeba

Romeba
Rafael Cerro Merinero el

Los últimos ridículos de Raúl Romeva en los medios de comunicación, el espectacular de la BBC y el que hizo cuando denunció ante Carlos Herrera una  posible invasión de Cataluña por parte del ejército español, nos sacan del debate de la independencia y nos devuelven al de la aptitud. Aquí, cualquier necio vale para cualquier cargo político siempre que sea un trepa y tenga buenos contactos. El que selecciona casi nunca atiende a los principios de mérito y capacidad, sino que se ocupa únicamente de que el seleccionado no pueda hacerle sombra nunca. Este criterio también se aplica en la empresa, pero en la carrera política se observa mucho más religiosamente. Supongo que eso ocurrió en su día con Raúl, hoy cabeza de lista de Junts pel Sí. Un tipo que representa a los nacionalistas catalanes ante el mundo entero aunque no sabe enhebrar una sola frase inteligente y que se derrumba cuando el entrevistador es profesional. Me da igual si el candidato es nacionalista, vegano o testigo de Jehová: lo que me preocupa es que su trabajo es el de orador y su competencia lingüística es la de un niño de diez años que ha inhalado mucho pegamento.

Romeva está seguramente acostumbrado a las entrevistas poco incisivas de aquí o a las reverencias de los periodistas de TV3 o de Godó, porque cuando se enfrenta a un maestro del género como Stephen John Sackur, de la BBC, ignora cómo contestar a nada que exija una mínima actividad cerebral. Construye frases sin estructura, duda y balbucea. Ahora, no será destituido por haber puesto en ridículo a los suyos. Los independentistas se agarrarán a que su candidato ha cometido un desliz y los de Madrit lo airean. La alusión al enemigo exterior lo justifica todo. Todo…menos seleccionar portavoces aptos. Pero el problema es estructural. Los independentistas han colocado el primero de la lista a un tipo que sólo tiene una idea en la cabeza. Que carece de oratoria para defenderla y de inteligencia para digerir un solo argumento posterior añadido. Ése era el propósito: el bucle melancólico del nacionalismo consiste precisamente en agarrarse a un solo pensamiento de agravio y dejar de pensar en todo lo que se sale de ese foco de oscuridad y rencor. El trabajo de este tipo no consiste en defender ideas, sino en vocear sentimientos. Cuando le sacan a colación la obviedad de que está engañando a su pueblo porque le oculta que va a salir de la Unión, contesta que ésta “no puede expulsar a 7,2 millones de personas”. Eso es sencillamente una invención, o  en todo caso un non sequitur:  una falacia en la que la conclusión no se sigue de las premisas. Nunca respetó el nacionalismo la lógica, eso es cierto. Lo que dice don Raúl sirve como contestación en la televisión catalana, la de las reverencias de adláteres consagrados no al servicio del periodismo sino al de una causa política, pero si la esgrimes en la BBC te descabezan. Es lo que le ocurrió.

No sé si este hombre escribirá su apellido con b. Lo que está claro es que no lo han elegido por su inteligencia ni por su preparación, sino por su ideología. Normalmente, ésta ocupa el espacio cerebral que antes estaba destinado precisamente a la inteligencia.

@rafaelcerro

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