Lo que sube no es el precio de la luz, por mucho que los medios de comunicación lo repitamos a todas horas. Lo que realmente asciende, por razones y mecanismos que para muchos de nosotros siguen siendo auténticos arcanos, es el precio del flujo eléctrico. Nos cobran más cara la electricidad con la que generamos luz, pero también fuerza motriz y calor. Calor para los radiadores, fuerza para mover la lavadora o activar el aspirador y luz para las lámparas, incluidas esas que son muy ecológicas pero iluminan tan mal que casi no permiten leer. Los fabricantes traducen ocho watios reales en treinta nominales, lo ponen en la caja de la bombilla y se quedan tan anchos, pero el caso es que con esas bombillas se ve muy poco.
Asà que suben muchas más cosas que la luz. Sube también el precio del kilómetro recorrido en coche eléctrico. Por eso, lo correcto no es decir que sube la luz, sino que sube el precio de la electricidad.
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