Rafael Cerro Merinero el 04 oct, 2013 La primera acepción de la palabra hortera del Diccionario de la Academia la define como escudilla. La segunda significa mancebo de tienda de mercader. Clarín utiliza así el vocablo, también como sustantivo, en La Regenta: “encontrar gracia en cada frase de un hortera”. La tercera definición se refiere a una persona de mal gusto. Este uso de hortera como adjetivo es el que más conocemos, el que se ha impuesto en la era de la camiseta de tirantes, las sandalias con calcetines grises y el chándal bicolor, rosa y negro para ella. El inevitable término chándal viene del francés chandail, que designa un jersey de los vendedores de verdura, y aquí se refiere al conjunto deportivo que utilizamos para correr, ir de compras, asistir a la primera comunión de la niña y acudir a las recepciones de La Zarzuela. También alude a la falta de buen gusto el término macarra, que no sólo significa proxeneta, “persona que obtiene beneficios de la prostitución de otra persona”, o rufián (lo mismo, pero aplicable sólo a varones). Macarra se les puede atribuir a los dos géneros. Eso incluye las alusiones a ciertos tatuajes de delfín, a las uñas postizas verdes como el jade y a los sujetadores de tirante invisible, que constituyen una contradictio in terminis de la moda porque no sólo se ven, sino que brillan como luceros. Antonio Machado se rebeló contra los cánones de esa moda cuando escribió que no amaba los afeites de la actual cosmética y rechazó la ostentación con la frase inolvidable “ya conocéis mi torpe aliño indumentario”, que aparece en su poema Retrato. Pero si buscan sus imágenes en internet, encontrarán a don Antonio siempre ataviado con corbata. @rafaelcerro Lenguaje EspañolOtros Temas Tags calcetines blancoschándal Comentarios Rafael Cerro Merinero el 04 oct, 2013