Una muletilla es un giro que se repite mucho por hábito. Como el abyecto “¿vale?”. Aunque no está tipificado en el Código Penal, sirve para enhebrar una sandez detrás de otra sin respirar y trata al interlocutor como si necesitara un diccionario para comprender a Pocoyó. Un circunloquio es un “Rodeo de palabras para dar a entender algo que hubiera podido expresarse más brevemente”. La gente, cuando tiene que pedir algo embarazoso, arranca de un “¿Qué te iba a decir yo?” aunque recuerde perfectamente lo que va a decir.
El circunloquio más innecesario y aberrante es “lo que es”, semánticamente vacío. No añade un solo bit de información a la frase pero se está extendiendo como un chancro por el discurso de muchos españoles. Me refiero a ciudadanos ataviados con un chándal acrílico de ésos que echan chispas cuando los frotan (a veces leo que alguien se ha quemado a lo bonzo y temo que haya sido un chispazo del chándal) que en lugar de hablarte de “la situación actual” te hablan de “lo que es la situación actual”. Que no se sientan en una silla, sino en “lo que es una silla”. La madre de mi amigo Carlos Hernández se ha convertido en azote de adictos a “lo que es” y les afea su conducta cada vez que regurgitan uno de estos exabruptos pestilentes. El récord del mundo de loqueeses no está homologado, pero el propio Carlos ha llegado a contar cincuenta y siete en treinta minutos de exposición de un vendedor. Me consta que hay gentualla que ha sublimado esta expresión y la ha convertido en la variante con gerundio “lo que viene siendo”, que presenta la ventaja de que constituye un circunloquio todavía más largo pero igualmente huero.
La muletilla final es “como yo digo”. La emplean orífices del lenguaje aficionados a los cultismos y las citas. Pero no a las de Chesterton (“El periodismo consiste esencialmente en decir ‘lord Jones ha muerto’ a gente que no sabía que lord Jones estaba vivo). Ni a las de Wilde (“La única manera en que un hombre debe comportarse con una mujer es: haciendo el amor con ella, si es bonita, o con otra, si es fea”). Ni a las de Pound (“Tanto jaleo por una contracción que apenas dura unos segundos”). El tipo que afirma “como yo digo” es un aficionado a sus propias citas que se cree Rabindranath Tagore.
Dedicado @Unamujerdel70, ingenio femenino en Twitter
Más vida en @rafaelcerro
Lenguaje Español