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Blogs Pienso de que por Rafael Cerro Merinero

Digamos siesta en inglés

Digamos siesta en inglés
Establecimiento hostelero bilingüe
Rafael Cerro Merinero el

Terminaremos traduciendo al inglés hasta la palabra que exportamos al mundo entero, que ahora la pérfida Albión emplea para meterse con nosotros. Los de aquí no criticamos su astucia extrema, que se traduce en prácticas como el balconing. Charcos bajo las fachadas de nuestros hoteles. Los guiris realizan ingestas líquidas que inspiran sus deportes olímpicos, pero nosotros no los zaherimos caricaturizando sus costumbres.

Un tipo le ha puesto soccer a la marquesina de su tienda de fútbol de Madrid y ha tenido que explicar debajo que ese barbarismo quiere decir fútbol, que ya en su día había derivado de football.

 

Antes, tienda de fútbol

 

Ha alcanzado el octavo dan de la estulticia al traducir al inglés un antiguo anglicismo. Ha rizado el rizo del esnobismo. O nunca visto, como leí en un circo portugués, ya puestos a tirarnos pegotes polifónicos. Entornando los ojos para adquirir agudeza, he observado que por Madrid paseamos a veces algunos españoles. Gentes que no dominamos el inglés aunque despellejamos a los ediles que malbaratan a Shakespeare. Además, soccer se dice en el inglés del otro lado del charco, donde mora a ratos mi amigo Dennis Noyes, que utiliza barbarismos justificados porque escribe sobre tecnología motociclista. En Estados Unidos. No se emplea mucho en casa de los británicos. Los ciudadanos del soccer, que realmente compran guantes de béisbol y no balones nuestros, están a muchas horas de avión. La mayoría no va a leer ese cartel ni a comprar en esa tienda. Muchos aborígenes de la capital de España no entendemos el vocablo soccer porque decimos fútbol. Algún día traduciremos hasta siesta, que en el diccionario Collins aparece textualmente así, como siesta. Es internacional, eso de siesta. Los franceses sólo le han cambiado la letra final. Ustedes pueden leer la entrada en el Larousse.

 

Pida la manduca following the arrow

 

Si frecuenta las hamburgueserías (ellos dicen burgers o utilizan el curioso eufemismo “nuestros restaurantes), tendrá que llevar un diccionario y seguir una flecha luminosa para encargar algo. No llegué a entender lo de “kiosco” de este cartel, porque allí había abundante proteína cárnica, pero no periódicos.

 

Metaforfosis anglófona de bollería industrial

 

Pondrá en un aprieto a la camarera si encarga una magdalena. Lo he comprobado. ” No tenemos magdalenas, sólo muffins”. Si a la magdalena le ha caído un topping, antaño un chorro de chocolate, ahora es tarde: ¡se ha transmutado en un muffin! Pida llamándola así la bomba calórica que desea deglutir. Técnicamente, el muffin es una magdalena hecha con engrudo en lugar de con miga esponjosa, pero la base  semántica es la misma.

Pronto les hablaré sobre las mudanzas, que ahora anuncian detalles como moving, handling, packing y no sé cuántas aberraciones más donde antes sólo había un tío con una furgoneta, unas cuantas sogas y tres mantas.

Hay anglicismos tecnológicos imprescindibles, pero estamos traduciendo el vademécum entero y, además, mezclándolo. Hablar espanglish es really chic, pero provoca una licuefacción de nuestros cerebros que está degradando el español de idioma a jerga. Que cambie la marquesina del soccer por un rotuling de los de toda la vida.

 

Más vida en @rafaelcerro

O también en @raphaelhill

 

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