El mundo del motor evoluciona lingüísticamente deprisa porque tecnológicamente también cambia rápido. Si los referentes cambian, los vocablos que se refieren a ellos lo hacen casi simultáneamente. Tan deprisa que a veces hay que diseñarlos ex profeso. Quiero decir que entre esos vocablos hay algunos nacidos no en el uso espontáneo de la calle sino en un laboratorio, generados por expertos en mercadotecnia. La última palabra con magia es Kadjar, que estudiaremos dentro de pocos días. Vaya como avance que la voz Kadjar ha sido diseñada más para fascinar que para vender, como los propios Renault, y precisamente por eso vende. Si diseñas algo chulo, ponle un nombre chulo. La primer sílaba de Kadjar se inspira en la fonética del vocablo quad, que sugiere aventura. La categoría en la que se inscribe el coche es crossover, otro neologismo de resonancia planetaria que también viene a significar aventurero.
Frente a esos alumbramientos, hay palabras que están cayendo en desuso. La razón es que sus referentes están desapareciendo o cayendo en la obsolescencia. Por ejemplo estárter, que venía de starter, porque ya no hay un sistema manual moderno para facilitar el arranque. O familiar, porque los fabricantes han ido imponiendo términos sustitutivos que molaban más: station wagon, SW, sportbreak o avant. Durante mucho tiempo utilizamos también ranchera.
En el otro extremo del espectro léxico, la aparición de nuevos aparatos y sistemas genera neologismos, muy habitualmente anglicismos. Los leds son las bombillitas que han sustituido a las tradicionales. Algunos de los términos recién nacidos son acrósticos, como el ESP, que en alemán significa programa electrónico de estabilidad. Los periodistas repetimos alegremente ESP y la mayoría de los conductores no sabe qué es eso. Es un sistema electrónico que puede frenar individualmente cada rueda y que toma momentáneamente el control del vehículo para evitar que nosotros lo perdamos definitivamente. A veces españolizamos el término y decimos control de estabilidad. Creo que ya es tarde para sustituir airbag por el equivalente español bolsa de aire. Sí decimos control de crucero en lugar de “cruise control”. El limitador de velocidad se cita casi siempre en español.
Tracción total es el movimiento generado desde los dos ejes del automóvil. Hay marcas que utilizan su propio término, como Audi con tracción Quattro. Pero no se dice tracción trasera porque se incurriría en oxímoron. Se hace tracción desde delante, no desde detrás, pues tracción es, según la Academia, “acción y efecto de tirar de algo para moverlo o arrastrarlo”. Cuando el eje motriz es el trasero el coche no tira, sino que empuja o impele. No hay tracción, sino empuje. Debemos decir tracción y propulsión a secas y entender que hablamos, respectivamente, de movimiento generado desde delante o desde atrás.
Lo de cambiar las ruedas es exacto si las sustituimos completamente, pero no si lo que reponemos es sólo, por ejemplo, un neumático sin dibujo o un tapacubos rajado. Rueda es el conjunto de neumático, llanta, tapacubos y otros componentes. Si lo que vamos a sustituir es el conjunto de neumáticos, obviamente lo idóneo es decir eso, cambiar los neumáticos. O, más coloquialmente, cambiar las gomas. Para expresar la deformación del neumático que forma granitos o bultitos en su superficie algunos dicen graining. Otro barbarismo más extendido es restyling cuando un fabricante retoca estéticamente un modelo. Los periodistas españoles especializados en el automóvil utilizan a menudo el más natural y preferible lavado de cara. Otros anglicismos que sí escribimos pero la mayoría no entiende son chattering (vibración) y plug-in (tan sencillo como decir enchufable). Dos términos que la gente confunde por su similitud gráfica y por nuestra maldita manía de hablar en espanglish son el referente a la parrilla de salida de las carreras, grid, y el que designa el agarre de los vehículos, grip.
En cuanto a los vehículos con dos ruedas, los motoristas españoles que viajan alrededor del globo se hacen llamar a sí mismos overlanders. Cuando la cordura imperaba por encima del esnobismo se autodenominaban trotamundos. Era hermoso y elegante.
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