Mi edad es ya provecta, mas aún recuerdo los tiempos en los que mi madre organizaba en casa reuniones “de Tupperware” para intentar ganar algunas pesetillas vendiéndoles recipientes de plástico para viandas y yantares a amigas, vecinas y familiares. Se trataba (y se trata) de una marca de recipientes de plástico que triunfó en el mercado y, por ello, pasó a designar una categoría de objetos identificando su nombre propio con el del producto, fuera cual fuera la marca de éste. Más adelante apareció el apócope de sustantivo propio Tupper.
Algunas décadas después, el paisaje ha vuelto a oscurecerse y muchos de quienes podían pagar menús fuera han empezado a llevar al trabajo o al cole comida casera. (Manjares, por cierto, habitualmente más sanos y menos grasientos. Especialmente cuando se comparan con los bollos de máquina, de grasas hidrogenadas e hipotético potencial laxante). Hemos empezado entonces a hablar de comer “de Tupper”…aunque no sé si realmente la mayoría de la gente quiere decir “de táper”, ni tampoco por qué de en lugar de en táper. Esta variante se escribe con minúscula porque no designa una marca comercial ni es, por lo tanto, nombre propio. Por supuesto, se acentúa porque es llana y terminada en erre.
La cuestión estriba ahora en decidir cómo designar al elemento en cuestión en román paladino sin utilizar una marca. Partiremos del hecho indudable de que, a veces, éstas se han aherrojado de manera tan profunda en nuestro habla que uno no puede referirse al producto en cuestión sin utilizarlas. No tiene mucho sentido pedir un Donut sin emplear este vocablo, ni un Petit Suisse usando ni otras marcas ni la actual: Danonino. Otra cosa es el pan Bimbo, que sí se conoce también como pan de molde. Lo primero que viene a la cabeza como recurso para el cacharro en el que llevamos la comida es la voz fiambrera, que por efecto de lo que hoy estudiamos parece estar siendo relegada a segundo plano. ¿Es fiambrera sinónimo de Tupper? No. Tupperware es una marca que comercializa muchos tipos de recipiente: tanto los planos y alargados que utilizamos para meter lonchas de jamón como los que tienen forma semiesférica achatada, diseñados quién sabe para qué demonios, porque en ellos no cabe media sandía, ya que su base es plana. El único método para conseguir que la sandía encaje en el continente es mutilarla salvajemente.
Como alternativa a Tupper y al derivado español táper podríamos proponer el tradicional tartera, porque el Diccionario de la Academia define este término como “Recipiente cerrado herméticamente que sirve para llevar los guisos fuera de casa o conservarlos en el frigorífico”, pero hay más opiniones. Algunos diccionarios muy respetados como el DEA, de Seco, Andrés y Ramos; o el Clave, de varios autores; aconsejan la adaptación española táper, escrita en redonda y sin comillas. Dichos manuales defienden que el uso mayoritario de la palabra táper se ha impuesto sobre todos los demás.
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