Cuando el ministro de Industria, José Manuel Soria, aseguró el pasado viernes en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que los intereses de Canarias “lo defienden los senadores canarios”, estaba lanzando un torpedo en la línea de flotación de la defensa que esta intentando realizar el presidente de Extremadura, José Antonio Monago, de sus viajes a Canarias a cargo del presupuesto del Senado.
No era una afirmación gratuita. El ministro sabía lo que decía y por qué. En el fondo de esta declaración, que deja desnudo a Monago en su defensa, subyace una mala relación entre ambos dirigentes políticos.
El origen de esta enemistad se encuentra en la decisión del Ministerio de Industria de recortar las ayudas a proyectos de inversión en energías renovables. Un hachazo que afecta especialmente a las empresas que querían invertir en Extremadura. Como consecuencia de este recorte dejarán de ingresar 200 millones de euros al año con el último real decreto del ministro Soria.
Antes de conocer este recorte, Monago había hecho de estas subvenciones una bandera para captar inversiones para su Comunidad. Pero la decisión de Soria lo dejó en evidencia frente a los empresarios que querían invertir en la región. Cuentan que Monago se plantó en Madrid y tuvo un encontronazo con el ministro Soria, hablan incluso de que abandonó airadamente su despacho tras una acalorada discusión.
Desde entonces las relaciones no han sido buenas. Soria ha esperado su momento y el pasado viernes, desde el mismo Palacio de la Moncloa, le devolvió el golpe.
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