Como no tenemos suficiente con la que está cayendo, más de 70.000 muertes por el Covid y un país en la ruina en manos de comunistas, filoetarras y secesionistas, sí Sánchez, aunque te rías en el Congreso, el Gobierno no tiene otra cosa mejor que hacer que aprobar una nueva cultura de la muerte: la eutanasia.
En vez de poner orden en la desastrosa gestión de la pandemia y dedicar todos sus esfuerzos a evitar que España se despeñe por el desfiladero de la peor crisis económica que va a devastar el país, Pedro Sánchez se dedica a impulsar leyes como la de la eutanasia o, lo que es lo mismo, legalizar la cultura de la muerte.
Yo respeto al que, no siendo creyente, piense que haya que legislar sobre una “muerte digna”. Unos cuidados paliativos que alivien el sufrimiento de la muerte. Como creyente, mis convicciones morales van por otro lado, en el sentido de que la vida está en manos de Dios y él dice cómo y cuándo nos la quita. Pero eso es una cuestión que afecta a las creencias de cada una.
Pero en lo que estoy absolutamente en contra es en que legalicemos, en una tramitación parlamentaria exprés, una eutanasia que debe de ser aplicada en un máximo de 32 días (cuando hay listas de espera para operarse que se prolongan durante meses, y eso sí que es grave), a domicilio, incluso van a las residencias a aplicártela y encima pagada con nuestros impuestos. Una auténtica aberración, a mi juicio.
No se ha escuchado a nadie, como también ha sucedido con la Ley de Educación: ni al Comite de Bioética, ni a los médicos, solo a Pablo Iglesias, supongo, y al condenado Echenique, que deben de ser expertos en la materia.
Pues no hay nada que hacer, solo esperar a la próxima cita electoral y votar pensando en estas cosas, no solo con el corazón, sino con la cabeza. Así que en mayo, a más tardar, si no hay enmiendas en el Senado, la cultura de la muerte estará legalizada en España. Seremos entonces el sexto país del mundo y el cuarto de Europa en legalizar la eutanasia. Muy pocos países en el mundo tienen despenalizadas las dos formas del derecho a morir: eutanasia y suicidio asistido. Pues nosotros, los más modernos, uno de ellos.
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