Lamento tener que decir lo que a estas alturas de la pandemia, con más de 53.000 muertos y un paÃs hundido económicamente, es una obviedad: que la derecha está dando un ejemplo de desunión y de irresponsabilidad que tendrá graves consecuencias para el futuro de España.
A estas alturas, con un Gobierno socialcomunista que cada minuto que pasa da un paso más en la implantación de su agenda ideológica y en el desmantelamiento del sistema democrático que alumbró la Constitución de 1978, la derecha no puede estar cayendo en la trampa que le han puesto Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, bajo el tutelaje de Iván Redondo.
Me rebelo ante esta falta de visión de lo que esta pasando, ante la incapacidad de una derecha que no sabe ver la muleta de división que le han puesto y a la que embiste una y otra vez. Cada minuto que la derecha se enfrenta en una comida de amigos, en una reunión, en una tertulia, la izquierda avanza. Cada minuto en que se discute si el PP o Vox, si Casado o Abascal, la izquierda ya ha dado un paso más en eliminar la educación concertada, en cuestionar la MonarquÃa, en arrumbar a la Iglesia Católica, en infiltrarse en el poder judicial o en los medios de comunicación públicos.
Ya no hay tiempo para discusiones, ya solo hay tiempo para actuar. Se ha terminado el tiempo de cuestionar si me gusta tal o cual, si uno es débil y el otro un valiente. No hay tiempo para nada, ya se ha perdido bastante, y es la hora del votante.
Y no lo digo yo, lo reflejaba ayer la encuesta de GAD para ABC: el PP hoy obtendrÃa 103 escaños, y Vox 46. La suma 149 escaños, muy lejos de los 176 de la mayorÃa absoluta ¿Qué pasarÃa si se presentaran unidos?
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