Rajoy toma oxígeno en Galicia

“La gente sabe que la política seria y responsable es la que nos sacará de la crisis. Y no quiere aventuras”.  Esta es la lectura política que me hacía un miembro del Gobierno de Rajoy la noche electoral del pasado domingo cuando el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, volvió a ser el mejor aliado del presidente, suministrándole el oxígeno que necesita en un momento de asfixia política.

A tenor de lo que ha sucedido en Galicia, a este ministro no le falta razón. Los ciudadanos han legitimado la gestión de Feijóo, que vio la crisis antes que nadie y tomó medidas para atenuar las consecuencias de este tsunami económico, que se ha llevado por delante a todos los presidentes que se han sometido al veredicto de las urnas. Feijóo se ha convertido en el único líder europeo que no solo ha salido reforzado de la crisis, sino que ha aumentado su mayoría absoluta.

El éxito de Feijóo es en buena parte un respaldo a las políticas de austeridad que ha puesto en marcha el Gobierno y a las medidas de ajuste que, aunque enfaden a los ciudadanos, al final son percibidas como el único camino posible para sacar de la crisis. Así lo han dictaminado las urnas porque no hay otra manera de explicar el aumento de una mayoría absoluta, en plena oleada de recortes, si no es porque los ciudadanos, al final, dan su confianza al que hace frente a los problemas y toma medidas sin buscar un rédito electoral en el corto plazo.

De esta victoria electoral también se puede extraer como consecuencia que los ciudadanos, como dice el miembro del Gobierno, no quieren aventuras en una situación difícil. La alternativa frente al PP es un PSOE desorientado que no transmite confianza y que provoca el rechazo de los suyos, obligados a guarecerse en la abstención, a la espera de un nuevo líder, sin hipotecas del pasado, que articule un mensaje ilusionante. Del resto, ni hablar. Beiras arrastra el pasado de aquel tripartito que hundió Galicia y Mario Conde solo ha sido un personaje exótico, un mesías sin reino que se ha estrellado en las urnas.

Rajoy ya puede presumir que tiene sobre su mesa el dato caliente de la calle, no el frío de las encuestas. El referéndum que le piden los sindicatos sobre sus medidas económicas ya se ha celebrado, y lo ha ganado.