Esta vez sà es la definitiva. Mariano Rajoy se juega el todo o la nada el próximo 26 de junio y, como él dice, sin “heredero natural”, para sustituirle al frente del PP, si no consigue ganar las elecciones y formar gobierno.
El polÃtico que más capacidad de resistencia ha demostrado en la polÃtica española en las últimas décadas afronta su última oportunidad de demostrar que “el que resiste gana”. Y lo va a hacer proclamando que no va a señalar a nadie para que lo suceda, sino que aquel que asà lo quiera tendrá que dar un paso al frente y enseñar sus cartas. El tiempo de los amagos a la espera del “dedo divino” parece que han terminado.
Lo ha dicho en una entrevista en el Financial Times y ha debido de poner de los nervios a más de uno, o una, que podrÃan pensar que, ungidos por el poder de Rajoy, podrÃan tener fácil una sucesión que se puede presentar más complicada de lo que parece. Si Rajoy no señala a nadie, será una batalla a pecho descubierto.
Pero mientras llega este momento, Rajoy sà libra su última batalla: la de volver a ser presidente del Gobierno o la de retirarse de la polÃtica. No hay termino medio tras las elecciones generales del 26 de junio. E incluso si vuelve a ser presidente, él mismo comenzará a diseñar su sucesión, pero tendrá unos años para hacerlo, y comenzará a vislumbrarse en el Congreso Nacional previsto para después del verano, una vez que forme Gobierno.
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