El presidente de Vox, Santiago Abascal será entrevistado esta noche en TVE, como en junio de 2019 se entrevistó al proetarra Arnaldo Otegui. Entre uno y otro hay una diferencia fundamental, el segundo fue condenado a seis años y medio de prisión por pertenencia a una organización terrorista. Vamos, una menudencia que la televisión pública, que pagamos todos, no tuvo en cuenta para valorar si era ético o no dar un altavoz a alguien que se ha negado a condenar los crímenes de ETA.
Entonces, cuando Otegui fue entrevistado, el sindicato Comisiones Obreras no levantó la voz para decir que era una infamia, no pidió que se anulara, sino que calló, lo que ahora no hace.
Ante el anuncio de esta entrevista hoy con el líder de Vox, Comisiones Obreras ha lanzado un comunicado en el que afirma que es “un blanqueo democrático impropio de un medio público” y asegura que “defiende la censura preventiva” contra “los partidos que vienen a asaltar la convivencia democrática”. Además, señala que esta entrevista es contraria a la directiva europea 1808//2018 y que RTVE debe “proteger los derechos fundamentales de las mujeres, los inmigrantes, y los colectivos LGTBI”.
Abascal podrá gustar más o menos, podemos discrepar de algunos o de todos sus planteamientos, pero no es un delincuente, ni un defensor de los asesinos de ETA, tiene los mismos derechos democráticos para expresar sus opiniones que todos los ciudadanos que acatan la Ley y representa a muchos millones de votantes, que le han dado 52 diputados.
El comunicado de Comisiones Obreras es el claro exponente del sectarismo de una izquierda que no sabe respetar al que discrepa, sino que lo que quiere es ponerle un bozal.
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