Primero hablaban de Irene Montero como posible ministra del futuro Gobierno de Pedro Sánchez, y ahora salta el nombre de Pablo Echenique. Si muy grave es que la política populista de ultraizquierda pueda ocupar un sillón del Consejo de Ministros, mucho más grave sería que lo hiciera el defraudador de la Seguridad Social.
Porque en este país, que con mucha razón ha criticado la corrupción de algunos miembros del PSOE, y si no que miren los ERE de Andalucía, y del PP, el caso Gürtel, ahora, los mismos que han hecho de la lucha contra la corrupción su bandera política, no pueden aspirar a convertirse en ministros.
Echenique, por si no lo recuerdan, confesó que había tenido en su casa una empleada de hogar, durante un año, sin contrato y sin pagar a la Seguridad Social. O lo que es lo mismo, en fraude de ley, esa misma ley que hay que aplicar a los ricos para que paguen más impuestos, porque los ricos, eso sí, son lo peor de la humanidad.
Y si no tengo razón en lo que digo, que se lo pregunten a Amancio Ortega, que ha sido insultado por esta casta que se compran chalets en Galapagar porque quieren vivir como ricos, pero desprecian a los que han creado miles de empleos en este país y han llegado a ricos con su esfuerzo personal.
Solo espero que si en Pedro Sánchez queda algo de sensatez y de sentido de Estado, vete la presencia de Irene Montero y Pablo Echenique en un futuro Gobierno de España. Un país tan grande como el nuestro no se merece estar representado por políticos que han cuestionado la unidad de España y que, como Echenique, incumplen la ley.
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