Un año después de haber ganado las primarias del PP a Soraya Sáenz de Santamaría, Pablo Casado ya tiene las manos libres para diseñar el partido que quiere, sin hipotecas y sin tutelas. Y eso es lo que parece que hará mañana, anunciando en la Junta Directiva Nacional la estructura del nuevo PP en el Congreso y el Senado, así como su renovado equipo en la dirección del partido. Si no lo hace mañana, más tarde o más temprano, lo hará.
Casado se ha tomado su tiempo, después del golpe recibido en las elecciones generales, al quedarse en tan solo 66 escaños. Sigo manteniendo que la bofetada al joven Casado hubiera sido la misma para cualquier líder que estuviera en ese momento al frente del PP. Su electorado estaba enfurecido con la corrupción, con la gestión del problema catalán y con la pérdida de las esencias del PP. Muchos se fueron a VOX, unos pocos a Ciudadanos y el resto se quedó en su casa.
Pero este desahogo ya pasó, y lentamente inició la remontada en las elecciones municipales y su perfil cambió hacia un líder más solido y sosegado. Sin la presión de una hiperactividad que tenía su lógica en un momento de una tremenda incertidumbre para el futuro político de su partido. El nuevo Casado se ha ido consolidando día a día hacia un hombre de Estado, con menos aristas, como así se ha podido ver en sus cara a cara con Pedro Sánchez en las sesiones de investidura. Quizás ha perdido algo de frescura de aquel gran orador que subía a la tribuna del Congreso sin papeles, pero ha ganado en templanza y en profundidad en sus mensajes.
Ahora parece que ha llegado el momento de hacer sus equipos. Como he venido sosteniendo durante estos últimos meses, yo apuesto, y me puedo equivocar, por Cayetana Álvarez de Toledo para la portavocía en el Congreso de los Diputados. Una apuesta arriesgada, pero nadie puede ocultar su nivel intelectual y auguro días de gloria frente a Inés Arrimadas, Casado quiere poner a los suyos, como Mariano Rajoy hizo en su día con Soraya Sáenz de Santamaría, cuestionada por muchos, y que al final fue un acierto para la portavocía. Lo del Gobierno, fue otra historia. Para el Senado, está claro que nombrará a Javier Maroto y podría dejar la vicesecretaria de Organización.
En el partido, yo creo que ya están de salida Marta González, que se la impuso Feijoó para la vicesecretaría de Comunicación y que no ha dado los resultados esperados; Vicente Tirado, vicesecretario de Política Autonómica y Local, un hombre de Cospedal; Juan Ignacio Zoido, otro hombre de Cospedal y ahora eurodiputado y presidente del Comité Electoral y Andrea Levy, vicesecretaria de Estudios y Programas y concejal de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, que podría tener otra responsabilidad.
Los que podrían ascender y entrar en la nueva dirección: Cuca Gamarra, Antonio González Terol, Belen Hoyos y Pablo Montesinos. Sin descartar alguna sorpresa de última hora. Otros nombres en las quinielas son los de Guillermo Mariscal o Ana Beltrán.
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