Pues no me equivoqué demasiado, y podía haberlo hecho, porque no hay nada más peligroso que hacer quinielas de nombramientos, a no ser que te lo diga el interesado en persona y, aún así, un minuto antes todo puede desmoronarse.
Pero mis fuentes escucharon buena música y desde hace tiempo Cayetana Álvarez de Toledo era la elegida para ser portavoz en el Congreso de los Diputados. Pablo Casado la quería para hacer frente a Inés Arrimadas, Adriana Lastra e Irene Montero. Solo era cuestión de tiempo que los resultados electorales en las autonómicas y municipales callaran las voces críticas del partido.
Los pocos sorayistas que quedan, Alfonso Alonso y Juanma Moreno, han tenido que dar un paso atrás y, en la segunda intentona, la de hoy, han optado por el silencio. El presidente de Andalucía se ha limitado a felicitar a la nueva portavoz y a asegurar que pondrá su talento en beneficio del grupo parlamentario. Por su parte, Núñez Feijoó, que cuestionó su nombramiento hace meses cuando empezó a rumorearse que Cayetana podía ser portavoz, afirmó que el tiempo dirá si el nombramiento es bueno, o no.
Javier Maroto, nuevo portavoz del Senado, nunca fue discutido, después de quedar apeado del Congreso, al no conseguir escaño por Álava. Su nombramiento estaba claro porque es una persona muy cercana a Casado. Seguirá en el Comité de Dirección, a pesar de haber cedido la vicesecretaría de Organización. Ambos cargos son incompatibles.
En la nueva dirección del partido, Casado ha soltado amarras con el pasado. Salen los cospedalistas Vicente Tirado y Juan Ignacio Zoido, la gallega Marta González, cuota Feijoó hace un año, y José Ramón García Hernández, muy cuestionado internamente por sus “maniobras en la oscuridad”. Y entran Pablo Montesinos como vicesecretario de Comunicación, Ana Beltrán, Antonio González Terol y Jaime de Olano. En los segundos niveles no hay que perder de vista a Alberto Casero, exalcalde de Trujillo, que será el nuevo secretario de Organización. Se mantienen Cuca Gamarra e Isabel García-Tejerina. Andrea Levy ha pasado a última hora a la presidencia del Comité de Derechos y Garantías.
La otra revolución está en el Grupo Parlamentario, que es donde Pablo Casado quiere hacer la política de oposición con un equipo experimentado. Me ha sorprendido que José Antonio Bermúdez de Castro deje la secretaría general, en manos de Guillermo Mariscal. Y gran acierto al poner a Sandra Moneo al frente de una portavocía adjunta de Sectorial, que engloba, entre otras materias, Educación y Ciencia.
Con este equipo de gente, Pablo Casado espera continuar su remontada electoral sin hipotecas con aquellos que lo auparon a la presidencia del PP hace ahora un año: Cospedal y Feijoó. Ahora vuela libre y él será el único responsable de sus aciertos y de sus errores.
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