Paloma Cervilla el 22 sep, 2011 Casi lo único que interesaba hoy a los periodistas de la última sesión plenaria en el Congreso de los Diputados eran las palabras finales del presidente del Congreso, José Bono, en su último día como director de ceremonia. Con un Zapatero en retirada y un Mariano Rajoy, que hoy ha hecho mutis por el foro y se ha ido a visitar la restauración del municipio de Lorca tras el terremoto, la expectación estaba en la tercera autoridad del país y en lo que pudiera decir en su testamento final como presidente de la Cámara Baja. Algunos bromeaban sobre si pudiera confirmar su romance con Marina Danko, que fue tema de un micrófono indiscreto (o discreto, según se mire, dejado abierto por el propio Bono), para seguir mañana en las primeras páginas de los periódicos, pero no fue así. Bono se había preparado unas notas dedicadas a cada uno de los portavoces parlamentarios, y no defraudó. No todos le rieron las gracias, el que menos, el portavoz de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida, que mientras Bono le definía como la “cara amable” del nacionalismo, éste ponía cara de póker sin mostrar especial entusiasmo. La carcajada fue general en la sala donde los periodistas disfrutábamos del momento de gloria de Bono. A Zapatero le dió las gracias “por elegirme” el 144 presidente y “por lo que no te las den, por lo que hayas sufrido y no esté reconocido”. Tras las votaciones, lo esperó junto al escaño y salió con Zapatero entre una nube de periodistas. Ha quedado inmortalizado en la última foto de Zapatero como diputado. La última sesión plenaria ha tenido un cierto aire de melancolía para los que se van, algunos voluntariamente, como la ex ministra de Cultura, ex alcaldesa de Sevilla, ex senadora y algunas cosas más, Soledad Becerril. Una señora de la política, que deja un legado difícilmente superable. A mi me ha enseñado mucho del saber estar de un político. La recuerdo aquel terrible día de enero en el que ETA asesinó a su concejal Alberto Jiménez Becerril y su mujer Ascención Ortíz. Recuerdo la dignidad con la que representó a su ciudad y sus lágrimas, que fueron las de todos aquellos que estuvimos en el Ayuntamiento de Sevilla, en mi caso trabajando para ABC de Sevilla. Entre los que se quedan, había mucha incertidumbre. En el caso del PP, muchos se cuadraban al paso del diputado Miguel Arias Cañete, presidente del Comité Electoral, y le pedían entre bromas la dirección de su casa, por eso de mandarle un jamón a cambio de que los incluya en las listas. Yo lo ví salir con un racimo de uvas en una bolsa, será la crisis que no da para jamones. La jornada acabó para políticos y periodistas en el Bar Manolo, antes, todos los portavoces se habían hecho una foto en este mítico lugar de encuentro. La portavoz popular Soraya Sáenz de Santamaría se rodeó de su fiel equipo para celebrar el fin de la legislatura: Fátima Bañez, José Luis Ayllón, Alfonso Alonso, Álvaro Nadal y de otros diputados jóvenes como Ricardo Tarno y Guillermo Mariscal. La ministra Leire Pajín también se dejó ver por el Manolo. Cuando las puertas del Congreso de los Diputadas vuelvan a abrirse puede que muchas cosas hayan cambiado. Algunos de los que aparecen en esta crónica de despedida serán ministros, o eso dicen, y quizás no quieran volver a compartir una cerveza con nosotros, o sí, como diría Rajoy; otros, a lo mejor ya no vuelvan a estar en el hemiciclo y los más, seguirán siendo diputados. Los que parece que seguiremos seremos nosotros, los periodistas, que vemos pasar la historia y tenemos el enorme privilegio de poder contarla. Os invito a seguirme en Twitter: http://twitter.com/#!/palomacervilla España Comentarios Paloma Cervilla el 22 sep, 2011