Me lo comenta hoy por los pasillos del Senado, en voz baja y sin que nadie le escuche, un parlamentario socialista: “Estamos acojonados con la crisis. Habrá que ver que dice mañana el presidente”. Es el dÃa D y la hora H -mañana a las nueve de la mañana en el Congreso de los Diputados- el momento de anunciar los grandes recortes del gasto público, después del tirón de orejas de la UE. Ya está bien de tirar el dinero y ahora toca abrocharse el cinturón, pero ya es demasiado tarde.
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Este mismo senador reconocÃa que no se ha hecho bien el Plan E, que la segunda inversión de cinco mil millones de euros se podÃa haber destinado a pagar a proveedores de los ayuntamientos, que están asfixiados por la crisis, que ya está bien de hacer tanatorios, pistas de padel y adoquinar calles. El senador socialista fue más allá y habló incluso de elecciones anticipadas si la situación no remonta, y que otro coja el timón y que “tire pa´lante”. Se atreve a más, a una posible bajada de sueldo de los funcionarios y a la amenaza de los sindicatos en la calle.
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Por los pasillos del Senado sólo se habla hoy de estos recortes. Los medios de comunicación nos abalanzamos sobre los ministros para que nos digan cómo le van a afectar las nuevas restricciones: Carmen Chacón nos mira con esa cara de pocos amigos que tiene siempre, Trinidad Jiménez nos lanza, también como siempre, la mejor de sus sonrisas y Elena Salgado, como es tan pequeñita, pasa como una vendaval hacia el hemiciclo a ver si nos despista. Los asesores esperan que este segundo tsunami laboral no les pille. Y más de uno ya está consultando si la excedencia les ha caducado, En la calle, hace ahora mucho frÃo.
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