Cuenta hoy mi compañero de ABC, Gabriel Sanz, que la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, se prepara para asaltar la Secretaría General del PSOE y dar el zarpazo a su todavía hoy líder, Pedro Sánchez. Después de velar armas durante estos meses, y controlar los movimientos erráticos de Sánchez mendigando el apoyo de Podemos para poder ser investido presidente, parece que la baronesa del sur a dicho “basta”.
Díaz no está dispuesta a permitir durante más tiempo cómo Sánchez dilapida el patrimonio histórico del PSOE con su entreguismo a Pablo Iglesias y parece decidida a devolver a los socialistas el prestigio de partido socialdemócrata que siempre tuvo en las grandes democracias europeas.
Lo que está claro es que el empecinamiento de Sánchez de no abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy, al que parece tener una obsesión enfermiza, y dejar que gobierno el partido más votado echándose en brazo del populismo barato de Podemos, puede pasarle una altísima factura política al PSOE. Los socialistas pueden terminar engullidos por Pablo Iglesias, cuya aspiración máxima es erigirse en el verdadero líder de la izquierda en España.
Si al final Díaz decide dar el paso, se presenta una interesante batalla en el socialismo. Como dato, no hay que olvidar lo que dijo ayer en Barcelona, el exsecretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, al admitir que si España indulta a Rajoy en unas próximas elecciones generales y vuelve a ganarlas, no tendrán más remedio que sentarse a hablar con él y consensuar una gran coalición. Está claro que con Pedro Sánchez será imposible, quizás sí con otro interlocutor qué bien podría ser Susana Díaz.
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