Ignoro la razón por la que el nuevo lÃder del PSOE, Pedro Sánchez, ha despreciado los acuerdos alcanzados en la Unión Europea entre socialistas y populares para renovar a los máximos responsables de las instituciones comunitarias, tras las últimas elecciones europeas. Supongo que será una mezcla de cierto infantilismo, desconocimiento del funcionamiento de la polÃtica europea y un intento de querer dar un puñetazo en la mesa para hacerse valer y decirle a los suyos que ahora el que manda es él.

Sea lo que sea, lo cierto es que ha hecho el ridÃculo y, lo que es peor, ha obligado a los suyos a hacer un ridÃculo mayor a nivel europeo, ya que estas decisiones quiebran la confianza en el nuevo lÃder. En Europa, estas decisiones se pagan y Pedro Sánchez ha quedado ante los jefes de Estado de la UE como un polÃtico de segundo nivel del que no se pueden fiar.
No se puede formar parte de un partido a nivel europeo que alcanza un pacto con los populares para que presida el Parlamento el socialista Martin Schulz y la Comisión Europea el popular Jean Claude-Juncker y, a las primeras de cambio, traicionar ese acuerdo y obligar a sus eurodiputados a no cumplirlo.
A partir de ahora, Pedro Sánchez no puede pretender que cuando tenga que reunirse con los lÃderes europeos éstos confÃen en su palabra y que lo tomen en serio a la hora de cerrar acuerdos.
Si la decisión de RodrÃguez Zapatero de no levantarse ante el paso de la bandera de Estados Unidos le ha pasado factura durante los años que estuvo en polÃtica, y él mismo ha admitido que se equivocó, que no le pasará ahora a Pedro Sánchez con sus socios europeos.
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