Rajoy ha dicho ¡basta! a las provocaciones de la expresidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, que, desde que decidió que ella no quería gestionar la miseria de la crisis y dio la “espantá” dimitiendo de la presidencia de la Comunidad de Madrid, para la que la habían votado los madrileños, ahora se dedica a dar lecciones de austeridad y de ética a sus compañeros de partido. Eso sí, digo yo que las podía haber aplicado cuando gobernaba esta Comunidad y, aún más, se podía haber quedado al frente de Madrid para predicar con el ejemplo. Pero, claro, a nadie le gusta que le tiren fiambreras en las puertas de los colegios y que la insulten, porque es más cómodo hablar de vez en cuando desde un púlpito en el que nadie te molesta y arremeter contra los demás. Si de verdad se hubiera retirado de la política, su dimisión habría sido creíble, pero todo parece más bien un paripé para seguir en el escaparate, aunque de una forma mucho más cómoda. Recortar no le gusta a nadie, pero entra en el sueldo de los políticos en estos tiempos en que vivimos.
Pues hoy, el presidente del Gobierno le ha parado los pies en la reunión del Comité Ejecutivo Nacional . Esperanza, poco dada a decir ante sus compañeros del partido en las reuniones internas lo que dice fuera, hoy ha decidido pedir la palabra y hablar ante Rajoy. No le quedaba más remedio porque el presidente le ha echado una reprimenda, aunque sin nombrarla, y no hablar hubiera sido de cobardes. El malestar en su partido con ella crece por días.
Está muy bien eso de decir que hay que bajar los impuestos como la que canta una sevillana en la Feria de Jerez, pero cuando es el único camino para que España no sea intervenida, no hay que hablar con tanta frivolidad. Ya se lo ha dicho Rajoy, o subo los impuestos o nos hubieran rescatado porque España estaba al borde del “crack”.
A Rajoy lo ha apuntalado el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que le ha recordado a Aguirre que en 1996, cuando formaba parte del Gobierno de España que presidía Aznar, ella tampoco bajó el IRPF hasta tres años después. Más o menos le vino a decir que a qué viene ahora ese cuento. “Somos los mismos de entonces y pensamos en los mismos términos”, le advirtió.
Por si fuera poco, la exalcaldesa de Málaga, Celia Villalobos, tampoco se mordió la lengua y le retó a decir dentro del partido lo que dice fuera “para ganar titulares”. Y le realizó una advertencia: “Algún medio te aplaudirá, pero hay miles de personas que te van a odiar”. Las palabras de Villalobos también tenían un segundo destinatario, un ministro de Rajoy que se dedica a hablar de lo que no es de su competencia, con el comsiguiente enfado de su compañero de gabinete afectado.
Aguirre ha entonado un “mea culpa”, aunque no sabemos si real o ficticio y cuánto tiempo le durará. Se ha disculpado diciendo que cuando realizó estas declaraciones no tenía esta información, yo no me lo creo, para que les voy a engañar.
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