Estados Unidos es un país que adora las tradiciones. El pavo de Acción de Gracias, las fiestas del día de la Superbowl, las compras de Black Friday… Todo tiene su momento. El de marzo, es el “March Madness”, el mes en el que se decide el título universitario de baloncesto y que cada año sitúa frente al televisor a millones de estadounidenses y aficionados de todo el mundo.
La tradición marca que antes de que comience el torneo con los 64 mejores equipos del país, el presidente de turno, en este caso Barack Obama, rellene el cuadro de enfrentamientos y haga sus predicciones. Él es uno de los millones de personas que lo rellenan en una especie de competición colectiva que se lleva a cabo entre amigos, compañeros de trabajo y familiares. Una “porra” de toda la vida, pero a lo grande y al estilo “yankee”.
De todos los presidentes que han pasado por la Casa Blanca, Obama es quizá el que más disfrute con el baloncesto. Jugó a un buen nivel hasta que dejó el Instituto y nunca ha ocultado su pasión por el deporte de la canasta. Este año, siguiendo la tradición, Obama rellenó su “bracket” de la NCAA, en el que dio favorito a los Tar Heels. Primer error. Los Tar Heels cayeron en semifinales frente a Kansas, una de las dos Universidades que esta noche (3.23 horas) se jugarán el título de mejor equipo del país.
La otra, Kentucky, sí que estaba en las previsiones del presidente, que la situó como finalista perdedora. Los Wildcats son ahora los máximos favoritos para ganar un trofeo que no logran desde 1998. Gane quien gane, lo cierto es que Obama estará hoy pendiente del televisor, al igual que medio país y buena parte del extranjero. La “Locura de Marzo” llega a su fin… en abril.
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