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La verdad sobre la renovación de Llull

La verdad sobre la renovación de Llull
Emilio V. Escudero el

«Me quedo, aunque algunos todavía no lo entendáis». Las palabras de Llull tras su renovación por el Real Madrid hasta 2021 parecían esconder algo más. El balear intentaba explicar algo que no podía. Como intentando evitar que un sector de la afición al baloncesto le tildara de loco por no aceptar la oferta de los Rockets y marcharse a la NBA. ¿Por qué un jugador que lo ha ganado todo y al que presuntamente le han hecho la oferta más importante de la historia de la NBA a un rookie decide quedarse? 

La parte bonita, la más visible, es la que Llull dejó entrever en la rueda de prensa. «Agradezco a los Rockets su interés», «quiero seguir ganando títulos en el Madrid» o «mi sueño es jugar aquí y no en la NBA». Hasta ahí, todo claro. Pero hay más. Sergio Llull se queda en el Real Madrid. Después de deshojar la margarita, el balear optó por el corazón. «Algunos no lo entenderéis» y efectivamente, para entenderlo hay que conocer los entresijos de una operación que no ha sido tan de color de rosa para el propio Llull.

Desde que se filtró el interés de la franquicia de Houston por él se habló mucho del dinero que pondrían encima de la mesa por el mejor jugador del Real Madrid esta temporada. 21 millones de euros  en tres temporadas. Más de lo que nunca ningún novato habría cobrado nunca. Mucho más de los cinco que se lleva por temporada Nikola Mirotic, por ejemplo, o de los casi seis que se lleva el número uno del draft. Un contrato que hubiera estado a la altura del de grandes figuras de la liga como Dirk Nowitzki o Pau Gasol.

Con ese dinero, Llull hubiera podido hacer frente perfectamente a los cinco millones de cláusula de salida que tenía en el Real Madrid y le hubieran quedado limpios 15-16 en tres temporadas. Prácticamente el doble de lo que cobra el mejor jugador de Europa, que estará alrededor de los tres millones de euros por año. Esas cifras, mareantes incluso para el Real Madrid, no han sido así a la hora de la verdad. Me cuentan, que el interés real de los Rockets se quedó en mucho menos y que la oferta que Llull se encontró encima de la mesa era de cuatro millones de euros al año. Alrededor de 12 en tres temporadas.

Haciendo las cuentas y restando los cinco millones de la cláusula de salida a la NBA, a Llull le habrían quedado «apenas» siete millones de euros en el bolsillo en tres años y es ahí donde entró en juego la balanza de los pros y los contras de los que habló el balear. Irse ahora, cobrando lo mismo que le iba a dar el Madrid o incluso algo menos, era una opción, pero si tenemos en cuenta que a partir de la próxima temporada, el límite salarial de las franquicias se elevará casi en un 30 por ciento (de los 58 millones de euros actuales a 82), lo que aumentará los contratos firmados a los jugadores.

Es ahí donde entra en juego otra de las frases de Llull ayer: «a la NBA nunca se le pueden cerrar las puertas». Y es que, de cara a la próxima temporada (con los riesgos asumidos que comporta todo un año de posibles lesiones o de bajón en el juego), la oferta de los Rockets sí que podría acercarse a esos 21 millones de los que se hablaba hasta ahora. Mientras tanto, Llull seguirá siendo feliz en Madrid. El lugar donde siempre quiso jugar, pero con un ojo cada vez más pendiente de la NBA. No me extrañaría verle volar el año que viene a Houston en unas condiciones mucho más ventajosas de las que en realidad ha tenido este verano. Es la verdad. La verdad sobre la renovación de Sergio Llull.

 

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