Real Madrid y Maccabi tienen alma. Corazón. Son dos equipos plagados de calidad, sí, pero su fortaleza no reside ahí. No está en los triples de Rudy ni en la fortaleza interior de Sofo. Ni en la inspiración de Sergio Rodríguez o Devin Smith. Su principal arma es la fe. Seguir creyendo cuando nadie lo hace ya y eso, como se demostró en semifinales ante el CSKA, a veces es más importante que un puñado de canastas.
La mejor noticia para el Madrid es que lo sabe y que el orgullo del Maccabi no le pillará de nuevas. Se han enfrentado con ellos dos veces esta temporada y le han ganado las dos, en un duelo muy repetido, el que más veces lo ha hecho en la Copa de Europa. De hecho, el de esta noche será el número 50 entre ambos (balance a favor del Real Madrid 29-20).
Lejos quedan ya los duelos de los 70, aquella primera final de 1980 (que ganó el Real Madrid) o los duelos favorables a los israelíes de no hace mucho tiempo. Imágenes de ayer y de hoy que tendrán un nuevo capítulo esta noche en el Mediolanum Fórum de Milán.
Este Maccabi de David Blatt, además de orgullo y corazón, tiene mucho más. Tiene un pívot superlativo como Shortsanitis, casi imposible de frenar, mucho talento exterior con Hickman, Smith y Rice, y un hombre en estado de gracia como Blu, autor de cinco triples ante el CSKA en semifinales. Su principal problema está en la zona. Por ahí, cuenta con poca intimidación. Tyus, el propio Sofo, James, Zizic, Pnini… ninguno supera el 2,10 y la mayoría apenas pasa de los dos metros. Un handicap ante hombres como Bourousis, Reyes o Mejri, a los que será muy difícil frenar en el rebote ofensivo.
Además, a la hora de defender a los hombres altos del Real Madrid, el Maccabi lo pasará mal. Mirotic, Reyes o Bourousis pueden lanzar de tres con soltura, lo que obligará a los pívots del Maccabi, más lentos, a salir fuera de la zona para frenarles, lo que dejará muchos huecos para el corte de los Rudy’s, Sergio’s y demás.
Mirotic, Sergio Rodríguez y Rudy Fernández lucharán por el título de la Euroliga, pero también por el MVP de la final. Los tres han sido los mejores del Madrid en semifinales y, si los blancos ganan el título, uno de ellos levantará también el de mejor jugador de la final. Si me tengo que decantar por uno, ese es Rudy Fernández, que más allá de la genialidad de Sergio Rodríguez y la consistencia de Mirotic en semifinales, lleva meses rayando a un gran nivel.
Euroliga
