Este Eurobasket se ha caracterizado por las ausencias. Un gran número de jugadores que han dicho que no a sus selecciones o que, simplemente, no han podido acudir a Eslovenia por culpa de alguna lesión. El que más y el que menos lo ha pasado mal para hacer pública su renuncia. Las excusas son variadas, pero casi todas han seguido unos cauces normales.
El caso de Beno Udrih, uno de los jugadores eslovenos que actúan en la NBA, ha sido quizá el más extraño de todos. Ídolo nacional, el base esloveno ni siquiera escuchó la llamada de su selección. Matej Avanzo, director deportivo de la federación, le telefoneó y Udrih ni siquiera descolgó el aparato.
Cuando vio el aviso de llamada, ya sabía de quién y porqué le habían llamado y él optó por responder vía SMS. Según señalan desde la federación, puso sus problemas para encontrar equipo en la NBA como excusa. Lícito, pero poco ético. Sobre todo en sus formas.
Es complicado que a Udrih, recientemente fichado por los Knicks, vuelvan a verle con los mismos ojos en Eslovenia. Su ciudad natal, Celje, acoge estos días la primera fase del Europeo y hubiera sido una oportunidad única para él de brillar ante sus paisanos. Esos que a partir de ahora le mirarán de otra forma. Un traidor de guante blanco que no estará esta noche en el partido que medirá a Eslovenia con la selección española.
Eurobasket
