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Blogs Pasando por el aro por Emilio V. Escudero

21 días de Eurobasket (I)

21 días de Eurobasket (I)
Emilio V. Escudero el

Hace exactamente tres años que comenzó esta aventura y no me refiero a la que ha supuesto llegar desde Madrid a Celje. Hace tres años, coincidiendo con el Mundial de Turquía, arrancó este “Pasando por el Aro”. Desde entonces, hemos pasado revista a muchas historias. Algunas más interesantes que otras, porque no decirlo, pero siempre con la intención de que paséis un buen rato. 

Ahora, recién llegado a Eslovenia para cubrir mi segundo Europeo, me he propuesto eso mismo. Intentar que aquellos que os paséis estos días por aquí os encontréis una visión diferente de lo que ocurre alrededor del evento. Experiencias a pie de calle y paralelas al camino de la selección en el torneo.

Vaya por delante que me siento un privilegiado. Hace sólo dos años, la expedición española en Lituania era mucho mayor, pero la crisis aprieta y muchos medios tendrán que contarlo esta vez en la distancia. A todos esos compañeros, los voy a echar de menos. Ellos saben quiénes son. A pesar de que, como digo, me encanta estar aquí, van a ser 21 días lejos de casa. Lejos de los amigos y la familia. De mi “Ami”. Así que vamos a tratar de pasarlo lo mejor posible y transmitiros lo que pasa dentro y fuera de la cancha.

La primera experiencia, como decía al principio, es llegar hasta aquí. Como ya sabrán los que se hayan interesado por venir a ver a la selección a algún partido, lo de los vuelos directos con Eslovenia no se estila mucho, así que lo más normal para llegar es hacer escala en Centroeuropa. La mía me llevó hasta el aeropuerto de Zúrich, donde todo está tan limpio que da hasta pena pisar con los zapatos puestos.

Según me contaron, ha sido elegido mejor aeropuerto de Europa en los últimos diez años y se nota. Internet gratis, música en directo en los restaurantes, habitaciones para dormir si tu escala es nocturna… Todo está pensado para que el viajero se sienta más cómodo. Por lo demás, es todo bastante aburrido. Yo aproveché para picar algo y ver el primer capítulo de la tercera temporada de Homeland. Matar el tiempo, que para entonces iban ya casi diez horas desde que había salido de casa en Madrid.

El vuelo hasta Ljubliana, capital de Eslovenia, se hace corto. Menos de una hora y ya estás en este pequeño país báltico que viene a ser como la Comunidad Valenciana. Para llegar a Celje, la suerte me sonrió. Un oportuno cruce con la persona adecuada al llegar y lo que tenía que ser un largo periplo de bus y tren por el interior del país se convirtió en un plácido viaje en furgoneta directo a mi hotel de concentración. Porque sí, los periodistas también nos concentramos en cierto modo y hacemos de nuestra habitación un pequeño centro de trabajo. Pero esa es otra historia que ya os contaré otro día. Por hoy, bajamos las persianas que hay que recuperar fuerzas. Para el arranque del campeonato.

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