Pablo Laso seguirá siendo el entrenador del Real Madrid la próxima temporada… si no le ataca el «síndrome Camacho». Es mi opinión después de hablar con unos y con otros y en esa frase se sintetiza todo lo que vais a encontrar más abajo, así que si no queréis más explicaciones, podéis parar de leer aquí.
Tengo una mala costumbre. En estos tiempos de periodismo frenético y de exclusivas fugaces, trato casi siempre (todos somos humanos) de contrastar las informaciones que me llegan de un lado y de otro. Llamadme raro, pero es lo segundo que me enseñaron en la Universidad (lo primero fue el bar y las cartas, que uno no es perfecto).
Haciendo gala de esa costumbre, esta semana he descolgado el teléfono para intentar averiguar si los dimes y diretes de los últimos días entorno a la figura de Pablo Laso eran ciertos. Leyendo y escuchando a compañeros, daba la sensación de que el técnico estaba sentenciado. Seguridad que no coincidía con los comentarios que me hacían compañeros de redacción o amigos. ¿Por qué prescindir de un tipo que ha vuelto a poner al Real Madrid en boca de todos? Explicaciones había para ello, pero ninguna que terminara de convencer al gran público.
No voy a dar detalles de conversaciones off the record, pero después de una jornada intensa de llamadas, lo único que me quedó claro es que será Laso el que decida su futuro y que, si él quiere y se acopla a las condiciones que le va a imponer el Real Madrid, seguirá siendo el entrenador la próxima temporada.
Es aquí donde entra en juego el «síndrome Camacho», ese que acuñó el que fuera técnico del Real Madrid durante unos días y que, según cuentan, dejó de serlo cuando el club le impuso un equipo de colaboradores que no eran los que él quería. Hace unos días, el Madrid comunicó a Jota Cuspinera y Hugo López la finalización de su contrato. Les abrió la puerta de salida. Un mazazo a la confianza de Laso, que, si quiere seguir al frente, parece que será con nuevos ayudantes (¿Chus Mateo?).
Es ahí donde reside la única (mínima según me confirman) opción de que Laso no continúe como técnico la próxima temporada. Desde el club creen que puede ser la persona idónea para seguir comandando la nave, pero que necesita otros ayudantes para encauzar las relaciones deterioradas con alguno de los pesos pesados del equipo. Si Laso acepta esa imposición, el mando seguirá siendo suyo. Tiene aún dos años de contrato más y el millón y medio que costaría su rescisión es un coste muy pesado para las arcas de la sección de baloncesto.
Por cierto, esto no es una exclusiva ni nada que se le parezca. Es una opinión, así que los palos, si los tiene que haber, me los podéis dejar aquí abajo, donde pone comentarios…
ACB