El Real Madrid campeón de todo la temporada pasada cambió de manera radical durante el verano. Salidas con rumbo a la NBA, otras motivada por una sustancial mejora salarial imposible de asumir por parte del club blanco, por falta de sintonía con el cuerpo técnico o por no disponer de minutos. Por una u otra causa, el Real Madrid más exitoso de la historia reciente tuvo que darle un cambio radical a su vestuario. Cinco caras nuevas para sustituir a Bourousis, Mejri, Campazzo, Slaughter y KC Rivers. Todos importantes en el pleno de títulos, pero solo los dos últimos de verdad claves en el éxito global.
El paso de los meses y las lesiones han provocado que el Madrid mire de nuevo al mercado. Lo hizo con la llegada de Maurice Ndour, pívot senegalés que fichó recientemente por los blancos, y que cumplía la ficha número trece del equipo, si contamos con Doncic como uno más (que lo ha sido por minutos e importancia dentro del equipo). Ahora, con el final de la primera fase de la Euroliga, el Madrid parece tener apalabrada la vuelta de Rivers según aseguraba ayer «El Español» y sopesa también el fichaje de Lima, el pívot del UCAM Murcia con el que tiene firmado un precontrato que podría hacer efectivo antes de finales de enero.
Con ellos, serían 15 los jugadores a disposición de Laso. Demasiada chicha para gestionar un vestuario en el que, sin poner en juego los egos, sería muy difícil repartir el protagonismo. Parece improbable, además, una cesión que alivie esa presión y haga hueco en la plantilla, porque desde la directiva no se quiere mandar a Hernangómez o Doncic lejos de Madrid.
Si se confirma ese panorama, Laso tendrá que ejercer un papel mucho más psicológico. Feliz por contar con nuevas piezas valiosas al servicio de su equipo, pero con la necesidad de evitar los roces y la falta de minutos cuando Rudy y Nocioni estén listos para volver a actuar con la camiseta blanca. Un atasco en el vestuario blanco que obligará a Laso a hacer malabarismos para repetir los éxitos del pasado.
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