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Blogs Pasando por el aro por Emilio V. Escudero

La Supercopa desnuda a Orenga

La Supercopa desnuda a Orenga
Emilio V. Escudero el

Hace ya semanas que Juan Antonio Orenga dejó de ser seleccionador nacional. Lo hizo después de aferrarse al cargo unos días tras la debacle española ante Francia y, seguramente, empujado por la grada que tantas veces pidió su dimisión. Un adiós que tras la disputa de la Supercopa este fin de semana ha quedado más justificado que nunca. Me explico. 

Horas más tarde del adiós mundialista, Orenga se juntó con la prensa para justificar la derrota. Entre muchas críticas, una de las que le llegó fue la de no haber utilizado a todos los jugadores a la hora de enderezar el rumbo en el encuentro de cuartos, en el que ni Felipe Reyes, ni Abrines ni Claver tuvieron minutos a pesar de que nada estaba funcionando bien en el equipo. Enrocado en su mundo y tratando de justificar lo injustificable, el exseleccionador poco menos que acusó a los allí presentes de no saber de baloncesto. ¿Cómo utilizar a Felipe habiendo problemas en el rebote? ¿Cómo probar a Abrines para paliar el tiro exterior? ¿Por qué sacar a Claver, el único jugador diferente de la plantilla si eso suponía restar minutos al resto?

Días más tarde de aquello, con Orenga ya fuera del banquillo nacional y con la tormenta mundialista en el pasado, sus excusas han quedado, si cabe, más injustificadas. En Vitoria, Felipe ha vuelto a demostrar que es y seguirá siendo válido saliendo desde el banquillo. El madridista promedió 10 puntos y 5 rebotes en poco más de 15 minutos de juego y, además, fue clave en el triunfo blanco ante el Valencia Basket, el equipo que más problemas puso a los de Laso. En ese torneo, Abrines también ha brillado. Ninguneado por Orenga, el azulgrana ha jugado una gran Supercopa, máximo anotador de las semifinales ante el Caja Laboral con 16 puntos y 4 triples para irse a 12 puntos de media durante el fin de semana.

Las dos actuaciones señalaban a Orenga, en una reivindicación tardía y estéril que recuerda lo que pudo haber sido. Quién sabe. Aún así, quizá lo peor que deja esta Supercopa para Orenga es la seguridad de que un equipo puede y debe jugar con 12 jugadores si estos tienen la calidad suficiente para hacerlo como era el caso de España. Esa labora de tener a todos listos y de saber utilizarlos en cada momento es importante en equipos de relumbrón como la selección y como llevan años siéndolo Real Madrid o Barcelona. La virtud de Laso en la Supercopa de Vitoria, como lo fue de Pascual en la pasada final ACB, ha sido sacar jugo a todos y cada uno de sus jugadores. Mejri, titular en Vitoria, o Lampe, con triples clave en la final ACB, son uno de los ejemplos de cómo jugadores llamados a participar poco pueden en ocasiones ser importantes.

No soy entrenador, pero sí sé que cuando las cosas no van bien hay que recurrir a soluciones diferentes y, como ha quedado demostrado en esta Supercopa, tanto Reyes como Abrines (e incluso Claver) tenían cabida en aquel desastre colectivo en el que se convirtió España. Un equipo en el que nada de lo que se puso en pista funcionaba y en el que, quién sabe, alguno de los que se quedó en el banquillo podía haber ayudado a solucionar. Es uno de los apuntes que me deja esta Supercopa Endesa, que desnuda un poco más a Orenga y que hace más dolorosa aún la derrota ante Francia.

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