El Real Madrid salió muy rebotado de Barcelona. La derrota escoció mucho en el equipo de Pablo Laso, pero no fue eso lo peor. Fue la forma en que se produjo lo que de verdad molestó en el conjunto blanco. La jugada final entre Reyes y Tomic desquició al Madrid, reflejado sobre todo en Rudy Fernández, al que se le juntó toda la frustración de la final en ese momento.
El Real Madrid se sintió maltratado por los árbitros. Las protestas del primer partido, aquellas de Sada y Xavi Pascual, retumbaron en la cabeza de cada uno de los madridistas en ese momento. Como si esas palabras de hace una semana hubieran sido decisivas. Demasiado enrevesado, en mi opinión.
Sea como fuere, lo cierto es que los blancos salieron del Palau con la mosca detrás de la oreja. Más aún cuando supieron que Xavi Pascual y Ante Tomic habían ironizado con la acción en rueda de prensa. “No me acuerdo de esa jugada”, apuntó el croata ante la sonrisa del técnico. Palabras que buscaban quizá evitar la polémica, pero que han empezado a calentar el quinto partido, el que decidirá el campeón.
Hubo conjura en las entrañas del Palau. Los jugadores blancos hicieron piña para volver a casa y levantar el título ante su público. Lo hicieron antes de montarse al autobús, en una especie de promesa para no perder un título por el que han peleado toda la temporada.
El desenlace será el miércoles a las 22.00 (dios y la ACB mediante). El partido que decidirá el campeón, en el que será complicado ver a Juan Carlos Navarro. Su lesión en los isquiotibiales le hace ser duda hasta el final, pero si juega será como el Cid ante los moros, creando temor en las tropas rivales.
A los blancos, les da igual. Su promesa va más allá. Están picados en su orgullo y no están dispuestos a dejar pasar esta oportunidad. “Si hace nueve meses, nos hubieran dicho que íbamos a llegar a estas alturas así, jugándonos el último partido de la final ante nuestro público, lo hubiéramos firmado”, reconocía Mirotic, al que las cosas no le están saliendo como le gustaría. Él, como el resto, sacrificaría su actuación a favor del equipo. Al igual que Rudy o Sergio Rodríguez, dos de los más enfadados a la salida del pabellón. Dos de los instigadores de la conjura del Palau.
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