El fichaje de Ioannis Bourousis ha sido el penúltimo movimiento de Laso y Herreros en la confección del equipo que tratará de asaltar el triplete la próxima temporada. En al aire queda aún la salida de Carlos Suárez, imperativa después del recorte de dos millones de euros que ha sufrido la sección de baloncesto del club blanco a pesar de sus buenos números de la temporada anterior. La economía manda y toca ajustarse el cinturón. Por eso, el alero madrileño deberá buscar acomodo en otro equipo y su lugar lo ocupará un hombre de la cantera como Dani Díez, que el año pasado jugó en el Lagun Aro y que vendrá a desempeñar un rol marginal en la plantilla, pero con minutos.
El gran cambio del equipo blanco ha estado en el juego interior, el aspecto más flojo del equipo la temporada anterior. Rafa Hettsheimeir y Mirza Begic son ya historia del club madridista, ambos con más pena que gloria, sobre todo en el caso del brasileño, cuyo paso por el Real Madrid fue testimonial. En el de Begic, su adiós es, como en el de Suárez, una cuestión económica. Su papel este año tenía que ser el de tercer pívot, y lo que pedía para renovar (1,5 millones de euros) era más de lo que el club de Chamartín estaba dispuesto a ofrecer.
Aunque ambos tienen ese componente moentario detrás, la situación de Carlos Suárez era muy diferente a la del esloveno. El alero, quizá el jugador que más siente los colores del Real Madrid junto a Felipe Reyes, se quería quedar a pesar de que su papel durante la pasada final de la Liga Endesa fue mínimo debido al crecimiento de Darden. Al acabar el playoff final, Laso habló con él y le expuso el panorama para el futuro. Menos minutos, papel más relevante para Darden y horizonte incierto para él. Fue una manera de forzarle a buscar una salida, que es en lo que anda el “Chimpa” en estos momentos.
El movimiento es impopular. No tanto para la grada, donde Suárez aún mantiene el estigma de haber sido el fichaje más caro (1,3 millones de euros) de los últimos tiempos en el Real Madrid, sino porque es uno de los más queridos dentro del vestuario. Forma parte del núcleo duro, junto a Rudy Fernández, Sergio Rodríguez, Llull y Reyes. El “clan” de los españoles, a los que la marcha de Suárez no les sentará especialmente bien.
Para él, puede ser una forma de reivindicarse y tratar de llegar, de una vez por todas, a la selección española. Un cambio le ayudará a progresar y abandonar el estatismo en el que se ha quedado en los últimos años. Mejorar de cara a ese Mundial 2014 en el que, una vez que Scariolo ya no está en el banquillo de la selección, podría tener aún alguna opción de estar para cubrir un hueco que sin Carlos Jiménez aún no se ha llenado. Sea cual sea su destino, lo cierto es que Suárez lo tendrá complicado para comenzar otra vez casi de cero, con la presión de ser uno de los fichajes estrella… En el horizonte está aún el puente aéreo que tomó Ante Tomic hace algunos meses. Su madridismo hace complicado que sea igual en el caso de Suárez… pero cosas más raras se han visto.
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