Apenas quedaba tiempo para que los Rockets sumaran su tercer triunfo en la serie y, de paso, forzaran el séptimo partido ante los Blazers de Víctor Claver. Menos de un segundo. 0,9 para ser exactos. En ese breve espacio de tiempo, Damian Lillard, base de Portland, tuvo tiempo de recibir y lanzar un triple que enterró las esperanzas de Houston de ganar el anillo.
La canasta detuvo por unos instantes el tiempo en el Rose Garden, que tras ver cómo el balón atravesaba el aro estalló de alegría. Una canasta que merece la pena ver una y otra vez desde todos los ángulos.
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