ABC
| Registro
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizABC
Blogs Notas del Espía Mayor por Javier Santamarta del Pozo

La Santa Nazinquisición

La Santa Nazinquisición
Inquisidores dominicos de las Waffen SS, según Ricardo Sánchez «Risconegro»
Javier Santamarta del Pozo el

¡Inquisidores y nazis, el crossover definitivo! No me digan que no. Las dos mayores atrocidades jamás perpetradas por el ser humano (en curioso etnocentrismo, pues a los bienpensantes de la Historia, para lo malo jamás pasó nada, ni al este del Tigris, ni al sur del Atlas), en la representación definitiva del mal. Del horror. Como comprenderán, este Espía Mayor que les escribe no va a defender al nazismo ni jarto vino de San Martín de Valdeiglesias, que era al que le gustaba a mi colega de cojera, don Francisco de Quevedo. Pero, ya ven, sí que voy a romper una lanza por la Santa Inquisición Española, a la que no le pienso quitar un sólo muerto ni atrocidad en su haber en sus tres siglos y medio de vigencia. Pero tampoco ponerle como chupa de dómine (¡y nunca mejor dicho!) por un quítame allá un Trento.

El País ayudando a dar alas a la Leyenda Negra.

Todo esto viene por un lisérgico trino de nuestros queridos colegas del rotativo El País que, en pleno auge iconoclasta y aparente lucha contra el racismo, ha querido poner de su parte para indicar, literalmente, que el racismo va por barrios, con una estupefaciente columna sobre el genocidio gitano. Sé que me voy a meter en un charco de los hondos, pero vamos a ver. ¡Cómo se puede meter tamaño pisto histórico en tan escasos caracteres! Medio millón de víctimas, la Inquisición… ¡y los nazis! La verdad es que desde aquella película de Iron Sky no había visto algo igual. Leyendo de primeras, y viendo los comentarios que suscitaron, no cabía duda. La Inquisición estuvo detrás de tamaña «devoración» (sic). Luego, uno empieza a leer, y la cosa va de la Gran Redada de 1749, donde la cifra oscila entre 9.000 (la más aceptada) y un máximo de 12.000 gitanos. Y citando al Marqués de la Ensenada, que de dominico, poco. Un estadista ilustrado de corte conservador, que ocupara varios cargos con los primeros Borbones.

Y responsable, cierto es, de esa Prisión General de Gitanos, llevada a cabo separando hombres y mujeres, con el fin de que dejaran de procrear, ya que las diferentes políticas de asentamiento y asimilación en las ciudades, con la Pragmática de 1717 de Felipe V, no había dado sus frutos. Y no se les ocurre otra cosa que esta animalada. Que lo fue. Pero el colega paisano apenas hace incidencia del debate abierto suscitado en esa época en España, y pasa de pasada por el indulto de Carlos III, que lo cifra todo en problemas logísticos. Pero que sirvió como ensayo (sic y resic, que por las piedras de la Lonja sanlorentina literalmente usa tal palabro), para la eficacia nazi para el genocidio. ¡Que no hay nada como un alemán para gestionar la producción, y no estos meridionales! ¡Hasta un tal Adolf Hitler repudiaba a la Inquisición! Él, tan ateo y admirador de un gran reformador: Lutero.

Porque, qué cosas, no habla del gran antisemita que fue el dicho Lutero, y tan admirado por el Führer, que se le olvidó al gacetillero de la competencia citar algo tan tonto como que la salvajada de la Noche de los Cristales Rotos de 1938 contra los judíos, se justificó como homenaje a Lutero. No a Torquemada. ¡A Lutero! También olvida algo como el estatuto de castellanía, que ya tenían varios gitanos, los cuáles protestaron (obviamente) sobre tal medida… que a ellos no les afectaba. Vamosaver vamosaver… ¿Pero no nos hablaba el artículo de, y cito, «fruto de aquel invento de la Inquisición española eficazmente actualizado por los nazis: la limpieza de sangre»? Porque, como habrán supuesto, el artículo confunde y ese medio millón de gitanos fueron los que se consideran masacrados por los nazis, no por el Marqués de la Ensenada ni por la Inquisición o la Iglesia Católica.

«La lucha de Hitler y la doctrina de Lutero, [son] la mejor defensa del pueblo alemán» (Cartel electoral del NSDAP, 1933)

Iglesia que, para mayor pasmo de algunos, aplicaba el derecho de asilo, siendo de este modo una manera de poder salvar mediante el censo en las diferentes parroquias, a quienes andaban sin oficio ni beneficio. Porque, y aquí llegamos a una apreciación que me permitirán, difiere el llamado racismo español, del anglosajón. El racismo español… ¡es social! Con lo que, curiosamente, ni siquiera podríamos llamarlo racismo. ¿Clasismo? En cierta medida, lo es. Hasta por las clases más populares. Me explico. Las expulsiones de judíos en 1492 (casi la más tardía de todos los países y reinos europeos), la de los moriscos de 1609, se basaban en el hecho religioso, no en lo racial. Ya saben, aquello de Cuius regio, eius religio, o que sea la religión de quien reine, la oficial. Cosa llevada y perfeccionada… tras la Reforma Protestante. Ergo, si se convertían a la fe católica, no había problema. Oiga oiga, ¡pero eso lo ve usted bien! No, yo lo veo fatal. Pero ni hago presentismo ni mezclo dominicos con soldados de la Waffen SS como hacen otros.

De hecho, cita el plumilla, al experto en el tema, David Martín Sánchez, diciendo que se persiguió a la etnia por «asocial« e «improductiva». Pero, ¿por racismo? Veo lagunas. Y citar los estatutos de limpieza de sangre de manera tan a la ligera, cuando fue tema tan controvertido, que el propio Torquemada rebajaría, que sería puesta en solfa nada menos que por Ignacio de Loyola, y por un inquisidor y dominico, Agustín Salucio, que en 1599 escribiría que «Gran cordura sería assigurar la paz del reyno limitando los estatutos, de manera que de chistianos vejos [sic] y moriscos y confessos, de todos se venga a hazer un cuerpo unido y todos sean christianos viejos y seguros». Si encuentran algo parecido en los libros nazis, me lo dicen para retractarme y hacer descalzo el Camino de Santiago vestido de inuit en agosto. Y esto no es Leyenda Rosa. Unos 3.000 ajusticiados por la Inquisición se produjeron en la Historia, y expulsiones ciertas. Atrocidades realizadas contra el ser humano por pensar diferente o tener otra religión. Pero pongamos de verdad de una santa vez las cosas en contexto y en su tiempo, y dejemos de arrimar siempre el ascua a la sardina negrolegendaria. Porque, ¿saben? ¡ya nadie espera a la Inquisición Española!

Historia

Tags

Javier Santamarta del Pozo el

Entradas más recientes