Los cuatro nuevos planetas, comparados con los del Sistema Solar – Universidad de British Columbia
Dos tienen un tamaño similar al de la Tierra y el más grande puede estar rodeado de prometedoras lunas.
Su nombre es Michelle Kunimoto, se licenció ayer en Física y Astronomía en la Universidad de British Columbia y acaba de descubrir cuatro nuevos mundos más allá del Sistema Solar.
Se trata, por ahora, de “planetas candidatos” y que, por lo tanto, están pendientes de ser confirmados por otro equipo independiente de investigadores. Pero no por ello el trabajo de esta joven deja de ser excitante. Dos de los nuevos planetas tienen un tamaño similar al de la Tierra, otro es más pequeño, parecido a Mercurio, y el cuarto es un planeta gigante, mayor que Neptuno. Pero es precisamente este último, el más grande de todos, el que ha despertado más interés.
Catalogado oficialmente como KOI (Kepler Object of Interest) 408.05, el planeta gigante se encuentra a 3.200 años luz de la Tierra, y resulta que ocupa justo el centro de la zona de habitabilidad de su estrella, es decir, la órbita que está a la distancia adecuada de su sol como para permitir la existencia de agua líquida.
“Igual que sucede con Neptuno -explica la propia Kunimoto- es improbable que este planeta tenga una superficie rocosa y océanos. Pero lo mejor es que, igual que los planetas gigantes de nuestro Sistema Solar, podría tener grandes lunas, y esas lunas sí que pueden tener océanos de agua líquida”.
Aunque la joven investigadora considera la posibilidad de que las lunas del nuevo planeta sean aptas para la vida, la excitación por su descubrimiento responde a motivos bien distintos. Como parte de su formación, Kunimoto pasó largos meses tamizando los datos del satélite Kepler, de la NASA, intentando encontrar algo que otros científicos hubieran pasado por alto.
El Telescopio Espacial Kepler lleva cuatro años estudiando al detalle 150.000 estrellas de nuestra galaxia, buscando cambios periódicos en su luminosidad que revelen la existencia de nuevos planetas extrasolares. “Una estrella -afirma Kunimoto- es apenas un punto de luz, así que lo que busco son pequeños oscurecimientos en su brillo, cosa que sucede cada vez que un planeta pasa por delante de ella. Estos oscurecimientos se llaman tránsitos, y son la única forma que tenemos de saber el diámetro de un planeta fuera de nuestro Sistema Solar”.
Cuanto más larga sea la órbita, menos tránsitos podrán verse desde la Tierra. Y esa es precisamente la razón por la que este “Neptuno caliente” es tan raro. De hecho, tarda 637 días terrestres en dar una vuelta completa alrededor de su sol. Y de entre los cerca de 5.000 planetas y candidatos a planetas descubiertos hasta con el telescopio Kepler, solo 20 tienen periodos orbitales más largos que el de KOI 408.05.
Kunimoto y Jaymie Matthews, su profeosr de Astronomía, han enviado su hallazgo a la revista Astronomical Journal. Y en septiembre, la brillante alumna regresará a la Universidad para participar en una nueva práctica de Física y Astronomía, en busca de más mundos capaces de albergar vida.
Ciencia