Un estudio realizado sobre sus restos concluye «sin lugar a dudas» que el dictador nazi no huyó, sino que murió en su bunker.
Definitivamente, Adolf Hitler murió en Berlín en 1945. Y lo hizo como consecuencia de una bala y de ingerir cianuro. Esa es la conclusión inapelable de un equipo de investigadores franceses, a los que se dio acceso (algo muy poco frecuente) a varios fragmentos de los dientes del dictador celosamente guardados en Moscú.
«Los dientes son auténticos. No hay duda posible – ha asegurado a la agencia AFP Philippe Charlier, coautor de la investigación-. Nuestro estudio prueba que Hitler murió en 1945. Ahora podemos poner freno a todas las teorías de la conspiración sobre Hitler. No huyó a Argentina en un submarino, no está en una base oculta en la Antártida ni en el lado oscuro de la Luna».
El estudio, que Charlier ha realizado junto a otros cuatro investigadores, acaba de publicarse en la revista European Journal of Internal Medicine.
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