La Luna no deja de darnos sorpresas. Y la última nos ha llegado de la mano de una misión japonesa, la Selenological and Emgineering Explorer, de la agencia aeroespacial nipona JAXA. En contra de todo lo esperado, nuestro satélite está emitiendo iones de carbono. Y lo hace prácticamente desde toda su superficie. Lo cual pone en entredicho la idea de que la Luna carece de elementos volátiles y hace peligrar, por lo tanto, la hoy bien aceptada teoría de que se formó como consecuencia de un impacto de escala planetaria.
En un estudio recién publicado en Science Advances, los investigadores sostienen, además, que el carbono lleva ahí desde el principio, hace unos 4.500 millones de años. Se cree que la Luna se formó después de que un cuerpo del tamaño de Marte chocara con la Tierra. Los escombros de esa brutal colisión habrían sido lanzados de nuevo al espacio, donde la gravedad hizo el resto. Sin embargo, las altísimas temperaturas generadas por el impacto habrían volatilizado en un instante todos los elementos ligeros, como el carbono. De modo que, a la luz de este descubrimiento la teoría, o por lo menos algunos de sus aspectos, tendrá que ser revisada.
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Ciencia